La salud mental es un tema que, con el pasar de los años, ha ido rompiendo los esquemas de tabú que ha arrastrado durante tanto tiempo. Luego de la pandemia, la salud mental afectó tanto a adultos como a niños, y peor aún, ha impactado el proceso de aprendizaje de los menores, problemas que se han detectado en los centros educativos.
Después de la Covid-19, se ha observado un aumento en los problemas de salud mental tanto en adultos como en menores, destacándose ataques de pánico, depresión, consumo de sustancias, entre otros.
Para entender esta situación, es necesario saber que la salud mental se refiere a la capacidad de llevar a cabo una vida normal, sin comportamientos negativos, estando en armonía con todo lo que le rodea y siendo competente para realizar todas sus actividades y afrontar los problemas.
Una persona mentalmente sana tiene una autoestima equilibrada, proyecta confianza, atiende a las personas con plenitud, tiene pensamientos positivos y mantiene relaciones personales sanas.
Para comprender la salud mental en la infancia, se debe entender que puede dificultar sus capacidades de aprendizaje, el control de sus emociones y, por lo tanto, afectar sus actividades diarias. Esto puede perjudicar su desarrollo cognitivo y sus destrezas sociales.
Para detectar algunos signos y síntomas en un menor de edad con problemas de salud mental, es importante observar si deja de jugar con normalidad o incluso abandona el juego, si tiene dificultades en el aprendizaje, ya sea en la lectura, escritura o en todos estos aspectos conjuntamente. También puede afectar el habla y la forma en que actúa.
Para evitar o solucionar estos problemas de salud mental tanto en adultos como en niños, es necesario acudir a un psicólogo, ser constantes en la terapia psicológica, realizar actividades físicas, aprender a validar las emociones, crear rutinas, comer saludablemente y llevar a cabo actividades positivas para el bienestar.