Recientemente, leí que las águilas fabrican sus nidos en lugares muy altos y en grandes precipicios para resguardar los huevos de posibles depredadores, además, los elaboran de materiales muy especiales tales como ramas, hierba, plumas y espinas. A medida que sus crías van creciendo, la madre comienza a eliminar materiales del nido, hasta dejar las espinas, esto con el objetivo que las crías sientan tanta incomodidad que se sientan obligadas a salir del nido, es decir, salgan de su zona de seguridad. Es entonces el momento perfecto para que los aguiluchos aprendan a volar, desplieguen sus hermosas alas, vuelen muy alto y vayan en busca de nuevos horizontes.
Hay circunstancias en la vida que no tienen una explicación de ser, en el momento que la estamos vivenciando, sin embargo, a veces solo se trata de una nueva etapa de crecimiento personal, físico, espiritual o emocional. Sucede que Dios en ocasiones permite que salgamos de nuestra zona de confort, precisamente porque al permanecer mucho tiempo en este espacio, puede ser que no lleguemos a desarrollarnos y mucho menos alcanzar el vuelo para posicionarnos en el lugar que Dios tiene preparado para cada uno.
“Por tanto, no tengan miedo, pues yo soy su Dios y estoy con ustedes. Mi mano victoriosa les dará fuerza y ayuda; mi mano victoriosa siempre les dará su apoyo”.
Este versículo, que lo encontramos en las sagradas escrituras, en el libro de Isaías, es para mí un aliciente que motiva a confiar que en cualquier circunstancia él está con nosotros.
¡Feliz y bendecida semana!