Un reto para la productividad de la empresa y un estímulo con escaso impacto en la economía familiar.
De acuerdo con la Organización Internacional del Trabajo, el salario mínimo se define “como la cuantía mínima de remuneración que un empleador está obligado a pagar a sus asalariados por el trabajo que éstos hayan efectuado durante un período determinado, cuantía que no puede ser rebajada ni en virtud de un convenio colectivo ni de un acuerdo individual”; siendo uno de los objetivos del salario mínimo proteger a los trabajadores contra el pago de remuneraciones indebidamente bajas.
Como constantemente ocurre, este año, nuevamente la Comisión Nacional del Salario no logró acuerdo respecto a las propuestas de salarios mínimos, razón por la que, el pasado 27 de diciembre de 2019, se emite el Acuerdo Gubernativo 320-2019 (publicado el 30-12-2019), mediante el cual se acordó incrementar el salario mínimo para las actividades no agrícolas y actividades de maquila y de exportación. Como notará, en esta ocasión el salario para la actividad económica basada en la agricultura no sufre incremento, quedando vigente el mismo salario del año 2019.
A partir de enero de 2020, el salario mensual mínimo vigente en Guatemala será el siguiente: (a) Para actividades no agrícolas Q 3,075.10 (Q 2,825.10 de salario más Q 250.00 por Bonificación Incentivo), (b) Actividades de exportación y de maquila: Q 2,831.77 (Q 2,581.77 de salario más Q 250.00 de Bonificación Incentivo), y; (c) Actividades agrícolas: Q 2,992.37 (Q 2,742.37 de salario más Q 250.00 por la Bonificación Incentivo).
Aunque probablemente el salario puede parecernos bajo, es importante saber que de acuerdo con el “Informe Anual Mercado de Trabajo y Salario Mínimo 2018 – 2019″ elaborado por la Dirección General de Salarios de la República de Honduras; Costa Rica es el país en Centro América con el salario mínimo más alto que alcanza los USD 821.27, seguido de Guatemala con USD 396.16 -año 2019-, luego Honduras con USD 375.62, Nicaragua con USD 275.26, y por último, El Salvador con USD 261.05. A nivel centroamericano somos el segundo país con el salario más alto.
Si ampliamos nuestro análisis, permaneciendo siempre en Latinoamérica, observamos que Panamá tiene el segundo salario promedio más alto con una cifra de USD 700 dólares, luego Chile con USD 490.00, posteriormente Uruguay con USD 439, seguidamente Guatemala con USD 396.16; es decir, de acuerdo con estos datos ocupamos la quinta posición a nivel latinoamericano. Después de nuestro país, encontramos a Ecuador, Honduras, Paraguay, Bolivia, etcétera. Lamentablemente Venezuela, el país de la hiperinflación ocupa el último lugar con USD 18.00, muy cerca de esta cifra encontramos también a Cuba.
El Salario Mínimo visto desde las perspectivas del trabajador:
Volvamos a Guatemala. De acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística -INE-, el costo de la Canasta Básica Alimentaria a octubre pasado alcanzó la cifra de Q 3,592.02, asimismo, el costo de la Canasta Ampliada (Anteriormente llamada Canasta Básica Vital) fue de Q 8,293.74. De acuerdo con el INE la Canasta Básica Alimentaria es el conjunto de alimentos (34 tipos aproximadamente) que constituyen un mínimo necesario para satisfacer por lo menos las necesidades energéticas y proteínicas de una familia; la Canasta Ampliada, además de la alimentación incluye: vestuario, vivienda, mobiliario, salud, comunicaciones, transporte, recreación, cultura, educación, restaurantes, hoteles, bienes y servicios diversos.
Lamentablemente el salario mínimo de los guatemaltecos no cubre en su totalidad las necesidades de alimentación, y estamos muy lejos de cubrir los agregados de la canasta ampliada; agudizándose esta situación en núcleos familiares con integrantes numerosos. Por lo menos el poder adquisitivo del salario 2018 se mantendrá con el aumento del 2020, considerando una inflación anual “oficial” no mayor al 3 %.
Desde la perspectiva de la economía informal, el Salario Mínimo del que muchos reniegan, se convierte en el anhelo de aquellos guatemaltecos que laboran en la economía informal, la cual representa aproximadamente un 70% de la fuerza laboral, y quienes laboran en ella con escasas excepciones, no tienen beneficios de prestaciones laborales, seguro social y capacitación.
El salario mínimo, un reto para la productividad de la empresa:
Desde la perspectiva empresarial, es necesario que el Gobierno, a la par de imponer salarios mínimos que constriñen y comprometen la productividad de la empresa, impulse iniciativas que favorezcan el crecimiento de estas, mediante inversiones en el clima de negocios, principalmente en regiones diferentes a la central, donde es sentida la necesidad en infraestructuras, conectividad, formación del talento humano, entre otras áreas que seguramente detonarían la productividad empresarial.
Mientras tanto, las empresas deben afrontar por obligación legal este incremento salarial, deseando que sea superado con incrementos en la productividad para que las plazas actuales y futuras no sean comprometidas, y por lo menos podamos continuar creando las 30 mil plazas nuevas de trabajo que cada año se generan en el país para atender insatisfactoriamente a los 150 mil nuevos jóvenes que ingresan a la población económicamente activa; note usted, que tenemos un brecha no atendida de 120,000 empleos anuales. Históricamente podemos comprobar que el incremento de salarios mínimos mediante acuerdos gubernativos que ignoran la productividad no ha impactado en el país, ya que continuamos con altos índices de pobreza, niños con desnutrición, bajo nivel educativo de los guatemaltecos, etcétera; urge repensar el modelo. Sobre esto, le invito leer el artículo 9 del decreto que nos ocupa, el cual pretende apoyar a las empresas con esquemas de productividad del trabajador, y saque usted, sus conclusiones.
Contador público y auditor, profesor universitario, consultor empresarial y voluntario en desarrollo económico local y competitividad.