Cada octubre, miles de campañas en el marco del Día Mundial del Cáncer de Mama buscan sensibilizar sobre esta enfermedad, que es la neoplasia más común y la principal causa de muerte por cáncer en mujeres en América Latina. Sin embargo, es válido preguntarse si estas acciones realmente mejoran el acceso al tamizaje temprano, como la mamografía, que sigue siendo una herramienta crucial para detectar la enfermedad en etapas iniciales.
En América Latina, se estima una incidencia de 27 casos por cada 100,000 mujeres al año, con un total de más de 43,000 muertes anuales. Estas cifras contrastan con las de países desarrollados, donde las tasas de mortalidad por cáncer de mama son menores debido a programas preventivos más eficientes, acceso temprano a mamografías y tratamientos más efectivos. La diferencia refleja una clara desigualdad en el acceso a la salud. En países latinoamericanos, especialmente en zonas rurales y comunidades marginadas, los programas de detección temprana enfrentan barreras económicas y geográficas que limitan su efectividad.
La OPS ha resaltado que el 87% de las muertes por cáncer de mama ocurren en países de bajos y medianos ingresos, lo que subraya la relación entre la desigualdad económica y el acceso limitado a servicios preventivos. Las campañas de sensibilización tienen impacto al promover la importancia de la detección temprana, pero sin políticas públicas sólidas para ampliar el acceso a mamografías, estas iniciativas pueden quedarse en esfuerzos simbólicos. Países como Argentina y Brasil, con mayores tasas de detección, tienen índices más altos de supervivencia, lo que muestra que el acceso a diagnósticos tempranos salva vidas.
Este panorama invita a reflexionar sobre la necesidad de reforzar los sistemas de salud para asegurar que las conmemoraciones no sean solo recordatorios de lo que falta, sino catalizadores de cambios estructurales que garanticen la salud y vida de las mujeres. La brecha con países desarrollados demuestra que invertir en tamizaje temprano no solo reduce la mortalidad, sino que alivia los costos del tratamiento en etapas avanzadas. En este sentido, es urgente que América Latina priorice políticas más inclusivas y accesibles para que la mamografía no sea un privilegio, sino un derecho efectivo.
Hacer un llamado a los diputados de nuestro país para hacer políticas de salud enfocadas en la prevención real de cáncer mamario, haciendo énfasis en que el autoexamen de mama no es el medio diagnóstico por excelencia de cáncer inicial. Se palpa un nódulo mamario cuando la paciente ya tiene un progreso de 3 a 5 años de cáncer, el objetivo es hacer diagnóstico temprano para mejorar la sobre vida de la mujer. (1% de Cánceres en mama se dan también en hombres).
Experta en sexualidad, derechos sexuales y reproductivos. Médica General, con especialidad en Ginecología y Obstetricia. Tiene una Maestría en Sexualidad Humana.