La pregunta existencial de todos los tiempos ¿Quién soy? Es fácil hacérsela, pero difícil responderla. No es fácil dar respuesta a una pregunta tan trascendental en la vida de todos los seres humanos, porque hace que el sujeto se vuelque hacia su propio océano desconocido.
Desde la Antropología, ¿Quién soy? Soy un sujeto nacido en una cultura particular con costumbres, hábitos y tradiciones propias que le dieron identidad a lo que soy en el presente. Todos hemos nacido en un contexto específico, somos hijos de una familia cuyas raíces culturales están inmersas en realidades concretas.
Desde la Psicología ¿Quién soy? Soy una persona con emociones y sentimientos positivos y negativos, con una personalidad que me hace único en la diversidad de personas existentes por doquier. Pienso, siento y actúo diferente a los otros.
¿Quién soy desde la Pedagogía? Soy un sujeto educable, es decir, que cada día puede aprender y adquirir más conocimientos, dependiendo del área que le guste. El deseo de aprender es inherente al sujeto pensante, y le hace único entre las demás creaturas existentes, las cuales (como los animales), obran por instinto.
¿Quién soy desde la Filosofía? Filosóficamente hablando soy un sujeto pensante que puede aspirar ser una mejor persona cada día. Soy una sustancia individual de naturaleza racional (Boecio), capaz de pensar por sí mismo y de dejar una huella indeleble en la historia con mis aportes a la ciencia.
Incluso esta pregunta de ¿Quién soy? se puede responder desde la Teología. Teológicamente hablando soy el más perfecto de los seres creados, hecho un poquito inferir a los ángeles, con dignidad (Sal 8). Soy una creatura hecha a imagen y semejanza de Dios. Soy alguien que viene de Dios y a Dios vuelve.
En esta reflexión de ¿Quién soy? hay que tomar en cuenta a la familia. Porque “dime dónde naciste y te diré quién eres”. Mucho de lo que en la actualidad somos, es un reflejo de lo que nuestra familia es. Cada paradigma o molde que reviste “lo que somos” es una estructura inconsciente a la cual se la conoce por sus efectos. Jung llamaba a estas estructuras arquetípicas “órganos del alma”. Efectivamente, cuando reaccionamos ante una crisis, nos enfermamos o nos vinculamos de una manera determinada con nuestros padres…estamos expresando un mensaje de ese “órgano” tan especial que es la memoria afectiva ancestral, (Paris 2016, 23).
La autora antes mencionada agrega que es tarea de cada uno, de cada una, revisar los mitos que se encriptan en los cuentos tradicionales de la infancia, y cómo desde la voz familiar viajan hasta el presente y nos condicionan a actuar según los guiones instalados. Es decir, las costumbres, las tradiciones, los paradigmas familiares influyen en el yo actual. Por lo tanto es importante, revisar toda esa información del pasado, para poder comprender quiénes somos en verdad en el presente.
La facilidad y claridad en nuestras respuestas a ¿Quién soy? es esencial para no asustarnos ante los misterios que vayamos descubriendo en la exploración de ese mar desconocido dentro de cada uno. Cuando no se es capaz de definir y explicar ¿Quién soy? las tormentas que vayan apareciendo en nuestra vida nos harán sucumbir en la depresión y en el sinsentido de la vida.
La vida es corta, la vida son detalles, la vida es hoy, la vida es felicidad y “yo” soy quien tiene que aprovechar esta vida para conocer y amar lo que realmente soy. Lo que los demás digan no importa. Lo que importa es que cada quien sepa quién es, para poder amarse tal cual es.
Dios es el motor principal de mi vida, me gustan los retos. Soy amigo de la verdad y enemigo de la hipocresía.