Despiertas, bostezas, estiras un poco y das un salto de la cama para dar inicio a tu día, tomas un baño, piensas en la ropa que usarás sin mayor estrategia y al verte frente al espejo, surgen algunos cuestionamientos y pensamientos; ¿me veo bien?, -el pantalón no me queda como esperaba- mi cabello está más rebelde de lo normal… algunas veces palabras despectivas hacía tu cuerpo o la forma en la que te ves, pero si tienes buena relación contigo mismo y el sentido del humor está a favor, las palabras positivas se suman para tener un gran día.
Para obtener resultados diferentes, es importante tomar acciones y decisiones diferentes, todo inicia al despertar. La actitud que tomamos, los pensamientos que nos invaden, las metas que deseamos alcanzar y cómo nos estamos proyectando. ¿Qué quiero comunicar hoy? Es la pregunta clave que puedes realizarte frente al espejo, vestir sin intención puede reducir la percepción que tengan de ti. Mejorar la postura contribuye no solo a tu salud física sino a la seguridad que comunicas, teniendo hombros alineados y vista al frente. La falta de cuidados básicos como higiene personal, maquillaje, cabello arreglado, manos hidratadas y uñas recortadas puede restar a tu imagen profesional. Elegir los accesorios que completan tu marca personal serán el plus en tu día a día, como el perfume, que siempre será tu gran aliado.
La educación y cortesía va de la mano con proyectar una imagen profesional, elegante y persuasiva. Si quieres comunicar accesibilidad, abrir canales de comunicación, opta por prendas suaves, telas livianas, colores en tonos pastel. Si buscas crear un impacto, elige colores neutros, diseños estructurados y evita los estampados llamativos. Para atuendos más sofisticados crea combinaciones en alto contraste.
Todo suma en tu día, tú eliges como proyectarte, no olvides practicar, responder frente al espejo, ¿qué quiero comunicar hoy? Trabaja en ti mismo y recuerda que, en los pequeños detalles, está el poder de tu imagen.