Esta pregunta fue realizada a los miembros de un grupo de trabajo, las respuestas como era de esperarse fueron múltiples y llenas de deseos en la mayoría materiales, entre estas hubo: compra de casa a mis padres, adquisición de automóviles, viajes a lugares nunca visitados, culminación de estudios, iniciar una empresa o negocio, pagar deudas, instalar un centro de acogida para perros callejeros, construir un centro de atención a niños y adultos mayores, comprar muchos juguetes para niños pobres, etc. Todos fueron intenciones nobles y valederas.
A continuación, al mismo grupo les fue preguntado -a propósito, y reflexionando si estuvieran contagiados de COVID 19-
¿Qué haría si fuese la última navidad de su vida?
Ahora entonces las respuestas variaron, las respuestas fueron: expresar amor a quienes no les he dicho, dar más tiempo, ofrecer compañía, expresar cariño, aprecio, motivar la unión, sentirse en familia, compartir, dar paz, alegría, tranquilidad, estar sin preocupaciones, convivir con armonía, respirar aire puro, pasar junto al mar, disfrutar hasta el último minuto.
Conclusión: las cosas buenas de la vida, no se compran con dinero, pues no hay precio que alcance a pagar esa sensación de sentirse querido, de dar un abrazo sincero, y mirar a los ojos de la persona que amamos, demostrando esperanza y entusiasmo.
Este año nos ha enseñado que: el futuro a ratos es oscuro y, es en la oscuridad donde se mira el camino. Aprendimos a llorar al ver partir un amigo, sin siquiera acompañarlo a su morada final.
Aprendimos el valor de la verdad, a esquivar las piedras de la ingratitud, los agujeros de la envidia, las curvas de la soledad. ¡Haciendo del sufrimiento nuestra mejor lección!
La vida es tan corta, hay que aprovechar esta extraña carrera que la llegada es la salida y nadie la puede evitar, dejando algo bueno para recordar en el camino. Viviendo una vida plena, haciendo que cada paso valga la pena.
Pues en esta navidad, el regalo más preciado, será no tener una silla vacía y a todos poder mirar.
Estimados amigos, les invito a pensar un rato, si esta Navidad aún están en familia, disfruten cada momento, cada día, cada hora, y mientras el corazón late, todos seguir adelante. Agradecidos con Dios por mantenernos con vida.