El día de ayer el pueblo guatemalteco mostro su indignación, molestia, hartazgo, disgusto y otros sentimientos. El gobierno de Giammattei con su aliada Consuelo Porras lograron unir a los diversos pueblos que cohabitamos en este maravilloso territorio mesoamericano.
Fueron miles de miles, hombre y mujeres, los que con mucha dignidad solicitaron la renuncia del Presidente, el gabinete de gobierno y la fiscal general. Sin embargo aún falta más conciencia ciudadana, especialmente del sector de profesionales egresados de todas la universidades guatemaltecas.
No vi abogados en las marchas, y no los veo molestos por las acciones que se emprenden a lo interno del Ministerio Público. Muy pocos médicos, arquitectos, agrónomos, ingenieros, pedagogos, psicólogos, trabajadores sociales, auditores, administradores de empresas, odontólogos, y otras profesiones expresan abiertamente apoyo a los otros sectores. No tengo claro el porqué de la apatía, por lo que hare algunas reflexiones, con muchas posibilidades de equivocarme.
Es un porcentaje muy bajo de guatemaltecos los que tienen acceso a las universidades. Gracias a la Universidad de San Carlos de Guatemala este número es mayor, debido a que la educación universitaria es gratuita, lo que permite que los estudiantes en niveles de pobreza logren el anhelado sueño de contar con un título universitario.
Poseer un grado de licenciado abre muchas posibilidades en el mercado laboral, con sueldos que permiten iniciar, con mucho esfuerzo, una vida cómoda. Un carro, casa y algunos lujos son posibles. Ya no vamos en el bus, con una moneda, podemos optar por una vida mejor. Compras en centros comerciales, teléfonos celulares, ropa de marca y finos zapatos, hacen que la vida se vea desde una perspectiva diferente. Con ese nivel de vida no es extraño olvidarse de la pobreza.
Los profesionales de la clase media constituyen el mejor negocio para la clase alta. Ellos pagan el porcentaje más alto de impuestos. Consume en tiendas exclusivas, joyas, vehículos, viajes y otros insumos, paga el Impuesto al Valor Agregado. Como empleado en relación de dependencia, en la empresa privada o en el gobierno, paga Impuesto Sobre la Renta. Tiene sus ahorros en los bancos, paga Impuesto por Rentas de Capital. Compra un inmueble, paga Impuesto Único sobre Inmuebles. Posee carro paga el Impuesto a la Circulación. Compra gasolina paga Impuesto a la Distribución del Petróleo y sus derivados, incluso en el gas propano. Viaja por el país, también paga Impuesto al Turismo. Pero además de ello, tiene tarjeta de crédito, préstamo bancario, paga intereses, una tasa alta, comparado con otros países. Incluso paga seguros médicos y no recibe atención.
Los profesionales, los empleados, los campesinos y otros sectores, como los micro y pequeños empresarios sostienen este país.
A pesar de ser un sector sumamente afectado, se acomodó, encontró su zona de confort. No voltean a ver atrás, se olvidan de su origen y de cómo hay otros guatemaltecos sufriendo pobreza, racismo, discriminación, despojo, abandono y muerte. No todos, pero sí la mayoría, incluso alzan su voz para quejarse cuando hay manifestaciones, paros, bloqueo de carreteras, ya que esto trastorna su comodidad.
Esta clase media también es la responsable de elegir Presidente, Diputados, Alcaldes. Influye en las elecciones, respalda, apoya a los partidos políticos tradicionales, muchas veces buscando un puesto en el gobierno. No por nada, es en la capital del país en donde se ha elegido a los últimos presidentes y congresistas.
La coyuntura actual logro algo positivo, la Asamblea de Presidente de los Colegios de Profesionales se manifestó, igualmente el Colegio de Ciencias Económicas, ambas instancias reflexionan sobre los efectos de la corrupción y las decisiones gubernamentales. Espero que sean más los que expresen su molestia, principalmente la solidaridad con los sectores desposeídos del país.
Es hora de la emancipación de las profesiones de este país, liberarse del yugo que representa su forma de vida, sin perderla, pero si con empatía a los otros, sentirse en el otro y sus problemas, hacerlo no significa un riesgo a su status, al contrario, evitará que sean afectados por los altos índices delincuenciales y otros efectos negativos de la corrupción, como la desigualdad, de la cual son directamente afectados, aunque no lo saben.
Profesor universitario, académico, profesional de las Ciencias Económicas.