Existe una sentencia popular que dice: TODO MAL PRINCIPIO, PRESAGIA UN MAL FINAL y, la temprana presencia de esta sentencia en Guatemala, puede convertirse en realidad si la gestión en la Presidencia de la República y la Alcaldía Municipal de Quetzaltenango, no cambia o los protagonistas en el ejercicio del poder, no aceptan esta realidad. Dos eventos, entre otros que son del dominio público, respaldan la indignación social frente a esta posible eventualidad. En “Prensa Libre” del 24 de Julio pasado, página 4, encontramos una información cuyo título de la noticia, dice: “LO DECLARAN NO GRATO”; los afectados le envían una carta al mandatario y, en el primer párrafo de dicha carta, le dicen textualmente: “Varias organizaciones indígenas del occidente del país, en una carta dirigida al presidente Alejandro Giamattei, lo declaran no grato.”.
En cuanto al Alcalde de Quetzaltenango, entre otros errores, destaca el ocurrido a fines de la penúltima semana de Julio recién pasado: se negó a que, un conocido empresario Quetzalteco, fallecido por efectos del CORONAVÍRUS, a pesar de haber cumplido con todas las especificaciones protocolarias y gestiones sobre el particular, fuera sepultado, en el cementerio municipal, en su nicho y propiedad de la familia del ahora difunto. Estos dos eventos explican, por sí solos, el por qué el Presidente es declarado no grato y, según publicación del periódico digital LA VOZ DE XELA, solo seis de cada cien ciudadanos, aprueban la gestión del actual Alcalde de Quetzaltenango.
El mandatario presidencial, realizó una gira por varios municipios de la región occidental del país y, la molestia e inconformidad de las autoridades de estos municipios, habla por sí sola cuando, frente al presunto actuar y aparente incomodidad del presidente, las autoridades, en un párrafo en la referida carta, dicen: “y no se hizo esperar su exaltación, cual si fuera un capataz y esbirro de la época colonial, con látigo en mano, para acallar a la autoridad indígena”. Otro párrafo, de la misma noticia, destaca: “El trato que manifestó el presidente hacia las autoridades comunitarias de Comalapa provocó indignación en los integrantes de los pueblos de Occidente”.
Este señalamiento es atribuido al Sr. “José Luis Ramírez, de la Alcaldía Indígena de Olintepeque”. Aquí cabe señalar que es comentario generalizado, lo referente al discurso autoritario del Presidente, lo cual riñe con la intolerancia y el respeto que merecen y, con justo derecho y justa razón, pueden y deben reclamar los ciudadanos, cualquiera que sea su condición de género, social y económica.
En cuanto al exceso, intolerancia e inhumano actuar del Alcalde de Quetzaltenango, al impedir que el empresario fallecido fuera sepultado en el panteón familiar del cementerio municipal, pues deja mucho que desear pues confunde el don de la autoridad que se ejerce como empresario, con el actuar como Alcalde en un caso como tal y lo cual, puede ser calificado, como abuso de autoridad que da lugar, incluso, a presentar un recurso de amparo si la familia del empresario fallecido, optara por este derecho que le asiste por donde quiera que lo veamos.
Con respeto AL CARGO DE PRESIDENTE MUNICIPAL, creo que, quien lo ocupa, olvida que él es depositario y no dueño del poder que desempeña: parece que olvida también que todos los funcionarios que se desempeñan en el sector público y llegan al cargo por medio DEL VOTO, son, como repito: depositarios, y no dueños del cargo que ocupan y, menos, dueños de los bienes y patrimonio que administran. Cuando un funcionario no tiene la suficiente preparación y cuenta con asesores con capacidad, en previsión de equivocarse como sucedió, por lo menos, lo que puede hacer, es consultarles para no cometer errores, equivocaciones o hasta atropellos inhumanos como en este caso.
La familia del fallecido, frente a lo insensato e intransigencia de un funcionario público, se vio obligada a y en la necesidad de trasladar y sepultar al empresario, en un panteón de un municipio colindante al de Quetzaltenango ante la inflexible decisión de quien pretendía que el difunto, fuera sepultado en un anexo del Cementerio Municipal, conocido como “La Loma” que es en donde, en una fosa común, se están sepultando a los fallecidos por el CORONAVÍRUS. Para mayor berrinche e injusticia y como algo irónico, se debe agregar que, para llegar a “La Loma”, hay que atravesar el Cementerio Municipal que es donde se impidió sepultar, al empresario, ahora fallecido.
Para concluir, cabe la siguiente reflexión: ni en otros países del mundo, ni en la capital de la República, ni en las cabeceras departamentales, ni en los municipios de Guatemala, que se sepa, impiden que los fallecidos por el CORONAVÍRUS, sean sepultados en las tumbas familiares; los fallecidos por este terrible mal que sigue enlutando a las familias del mundo donde, Guatemala, está poniendo su dolorosa cuota de muertes.
Resulta deseable entonces que, en ningún lugar del mundo, se presenten casos inhumanos como el enfrentado por una familia que, frente a un notorio capricho e intransigencia y acto de evidente desconsideración personal, tuvieron que sepultar al ahora difunto y conocido empresario, en un cementerio de un municipio colindante a nuestro municipio. A nombre de quienes lo comprendemos, presentamos a la familia las disculpas del pueblo de Quetzaltenango, por este atropello; el pueblo, no es culpable de lo sucedido; el culpable, es otro. Sentido pésame y nuestra plena y total solidaridad, frente a este reprobable e inhumano atropello y la pérdida lamentable de un ser querido.
Soy un profesional comprometido con la transparencia, la crítica y la propuesta, e identificado con los problemas sociales; los intereses y necesidades de los de a pie. / lufesaldy@hotmail.com