La política apesta y más uno que es votante porque estamos eligiendo a los nuevos sinvergüenzas de la política o mejor dicho a los nuevos millonarios. La confianza en las instituciones de la democracia también está disminuyendo visiblemente. Pero incluso si ese es el caso, es probable que una gran parte de los votantes elegibles, tal vez alrededor de la mitad, no se molesten para ir a las urnas este domingo. Muchos obstáculos impiden que los ciudadanos voten, como la incertidumbre de votar para el próximo inútil sinvergüenza y ladrón o la imposibilidad de llegar a las urnas. Pero hay un subconjunto de no votantes que eligen conscientemente no votar por razones éticas.
Cómo la misma filosofía que se imparte en la universidad con pequeños rasgos de ética y filosofía política, existe tres razones éticas para no ir a votar. Las tres razones más comunes son: “No tengo suficiente información”, “No me gusta ninguno de los candidatos” y “No quiero dar legitimidad a esta elección”. Vale la pena examinar por qué, en mi opinión, cada argumento es defectuoso y si, dadas las circunstancias únicas de las elecciones de este año, hay al menos una razón ética para no votar. La razón común que más apoyo para no votar es la aversión a los candidatos. De hecho, muchos no votan porque no les gusta ninguno de los candidatos. Debido a su disgusto por los candidatos, se encontraron incapaces de votar por ninguno y terminamos muchos con la conciencia más o menos tranquila.Lo que esto deja abierta, sin embargo, es la cuestión de dónde viene este «disgusto».
Es muy posible que sea el producto de una campaña negativa, que promueve actitudes negativas hacia el candidato de la oposición, del actual o porque simplemente son todos unos ladrones. Si ya no le gusta el candidato de un partido, los anuncios negativos fomentan un sentimiento igualmente negativo hacia el candidato del partido. Esto sugiere que la publicidad de campaña negativa lleva a cabo una estrategia para deprimir la participación electoral general al hacer que a los votantes les disgusten. Las palabras “elección” y “democracia” se han convertido en sinónimos.
Nos hemos convencido de que la única forma de elegir un representante es a través de las urnas. Esta fe ciega en las urnas como la base última sobre la que descansa la soberanía popular puede verse más vívidamente en la diplomacia internacional. Dé los tantos candidatos de los diferentes partidos que superan los 20 no existe posibilidades de ver un cambio, este domingo de nuevo el pueblo de Guatemala será probado mediante estas elecciones con muchas promesas, pruebas, oraciones no contestadas, criticas e incluso más tragedias y golpes porque simplemente “dame tu voto y te doy un guacal” se resume todas las campañas electorales.
Votar puede o no producir el resultado que los individuos desean, pero sin él, no hay sociedad democrática. Les dejare la frase que en el 2018 Nayib Bukele menciono: “El dinero alcanza cuando nadie se lo roba”.