Declarar abiertamente que la mujer con vida sexual activa debe obtener placer como parte de este encuentro, puede escandalizar a muchos, quizá veremos “levantar una ceja por aquí, una mueca de desaprobación por allá”, sin embargo, es el derecho de cada una.
Al hablar de placer sexual no estamos diciendo que la mujer debe llegar a un orgasmo con cada encuentro sexual, estamos refiriéndonos a sentir satisfacción.
El placer sexual femenino es responsabilidad de la mujer, que debe trabajar en sus conceptos sexuales, en lo que ella se ha prohibido o en lo que la sociedad le prohíbe, en lo que ella se ha permitido y en lo que la sociedad le permite, como conducta sexual “aceptable”, para ser una mujer que se sienta segura en esta sociedad.
Desde 1960 en adelante, cuando iniciamos con el uso de la “pastilla” anticonceptiva, empezamos a entender las dos oportunidades maravillosas que teníamos: el don maravilloso de la procreación y el placer, que podían ser elegidos, tenemos un órgano específico, “el clítoris”, que no tiene una función reproductiva; es el órgano por excelencia de placer sexual, siendo importante enfatizar que no se encuentra en el hombre un órgano con esta única y singular función.
Hoy en día, encontramos más mujeres que desean mejorar su vida sexual, necesitan ser parte activa de la relación sexual. (Dar y recibir placer) pero aún persiste el mito de que es la pareja la responsable de que la mujer sienta placer, cuando somos nosotras las que debemos comenzar a trabajar mental y físicamente para poder reconocer el placer como parte de nosotras.
Nuestros límites sexuales, permiten que al experimentar percibamos lo que nos es agradable o desagradable; nuestra pareja es parte importante de este proceso, pero si no conocemos cómo funcionamos y nuestros deseos, volvemos a dejar a nuestra pareja en ese descubrimiento a ciegas, que si bien como parte esporádica del juego sexual es importante, si se hace permanente se descuidan muchos aspectos.
Acostumbrarnos a amar nuestro cuerpo, reconociendo sus cualidades y debilidades, nos hace trabajar activamente en algunos aspectos que necesiten más inversión de tiempo, de conocimiento y algunas veces de recurso económico.
Trabajar la fantasía, hace que el deseo sexual aumente en nuestra vida, un trabajo sencillo y funcional para mejorar el deseo sexual, posteriormente puede llevar a una experiencia sexual satisfactoria.
Es un dato alarmante que muchas mujeres descubren el orgasmo pasados los 40 años, es más triste aun constatar que una de cada diez mujeres en relaciones estables no han tenido un orgasmo.
Cada pareja funciona a su manera, pero lo que afecta a una parte de ellas afecta a la otra. Es importante compartir que existen estudios sexuales que concluyen con esto: La satisfacción sexual de la mujer, hace que ella se sienta más feliz.
Como reflexión: La comunicación es una de las bases de la relación.
Experta en sexualidad, derechos sexuales y reproductivos. Médica General, con especialidad en Ginecología y Obstetricia. Tiene una Maestría en Sexualidad Humana.