Nadie se salva, todos y todas que son o fueron políticos, fingen ser personas importantes que realizan un trabajo para un mejor país y que quieren ver un cambio, pero lo único que cambia es su cuenta bancaria y su vida social. A menudo se las llevan de importantes, pero al final son parásitos, se alimentan del pueblo y de los demás, creando una riqueza propia desde casa. Todos nos quejamos de los negocios que no nos gustan, pero como los negocios son voluntarios, cada comerciante debe ofrecernos algo que queremos a cambio de nuestro dinero, pero así no es para los políticos y sus compinches empresarios, pueden usar la fuerza del gobierno para apoderarse de nuestro dinero. Las personas que toman cosas, roban y al final son corruptas, como vemos a diario en Guatemala, en lugar de producirlas o generar infraestructura para poder circular en el país, buena educación para esta generación y salud para todos, estos sinvergüenzas solamente contribuyen a “la economía parásita”, hasta el mismo narcotraficante tiene que ver cómo genera ingresos en una sociedad en pleno declive.
Podrías lograr que el gobierno apruebe una ley que dificulte que tus competidores compitan contigo porque, si hay políticos, burócratas y “mierdatarios” que se acercan a muchas empresas y le dicen al mejor estilo de las extorsiones: «Oye, qué bonita empresa tienes allí, qué lástima que probablemente te pasara algo…», empiezan a sugerir que talvez necesitan hacer algunas contribuciones a la campaña política, contratar a alguien en el área burocrática para facilitar procesos o trámites impuestos por el Estado, y tal vez llevemos a cabo una investigación antimonopolio, y tal vez limitemos tu suministro de bienes con nuevos impuestos. Al final, la misma chingadera que tenemos a diario en Guatemala, desde procesar un título universitario hasta el pago del impuesto de circulación de un vehículo.
Comparemos a los políticos y a sus compinches con garrapatas. Al igual que los parásitos en la naturaleza, en su mayoría, todo el que es político es asqueroso y al final aplicaremos la frase de Javier Milei en este caso «Los parásitos de la política se esconden detrás de los pobres para que no les toquen sus privilegios». A los políticos e identidades burocráticas les interesa mantenernos sobre poblados, entretenidos en la farándula, sumergidos en la pobreza y mal educados a su mayoría para que puedan seguir en la rapiña del malgasto y robando como siempre lo han hecho.
En Guatemala el Servicio de Administración Tributaria (SAT) el “ente recaudador” que tiene a su cargo alrededor de más de 13 impuestos diferentes con varios regímenes y tipos impositivos y que al final buscan justificar sus grandes sueldos y lujos, pero que al final una de las mayores injusticias que nos indignan es que el dinero de nuestros impuestos vaya a parar a los bolsillos de todos estos inútiles que al final, son carentes de ética, profesionalismo y cero vocación de servicio (malditos).
Es importante inculcar en los niños el amor por la patria, fomentar el respeto por los símbolos patrios y sobre todo a los demás, pero ¿de qué me sirve?, si a la vuelta de cada esquina estoy armando relajos, estamos infestados de moto mulas en el tráfico, conductores peligrosos al volante, porque creen que por poder mover el volante y acelerar, ya pueden manejar como quieran; o de esos personajes tirando basura en las calles y jodiendo al prójimo.
Yo ya me cansé de tanta estupidez en este país tan sinvergüenza, con sueldos que ni en el sector privado podrían obtener. Abundan los hijos de la chingada, existe mucho ogro suelto en el país que parecemos una serie de Netflix.
En una meritocracia, uno esperaría encontrar una considerable fluidez social y económica. En tal sistema, los miembros más capaces y ambiciosos de la sociedad competirían continuamente para ocupar los peldaños más altos. Los antecedentes familiares o de clase deberían importar poco en la competencia, mientras que la educación debería importar mucho. En conclusión, aquí lo que tenemos es un Estado parásito, lleno de vividores públicos que dejan solamente pasar el tiempo y no hacen nada por Guatemala.
Suponiendo que no estemos dispuestos a contemplar soluciones tan radicales y nos quedemos atrapados en una cierta cantidad de injusticias y desigualdad como la que vivimos ahora en este seguimos viviendo en este 2024. La respuesta liberal tradicional a este dilema ha sido redistribuir el ingreso a posteriori. Es técnicamente fácil de hacer, pero es probable que vaya en contra del sentimiento público en nuestro país, incluidas las esperanzas y los sueños de los propios desfavorecidos que nacieron en este país. Lo importante es ver la luz al final del túnel, pero en este caso el aspecto político y social, ni porque se ganó dos medallas olímpicas y aunque se tenga mucha fe en la selección de chamusca de fútbol a que clasifique al mundial, ni por estos desafíos vamos a cambiar el rumbo en decadencia en que va el país.
P.D En este mes patriótico ganó la corrupción, ganaron estos parásitos de dos patas, ya hasta con amor nos hacemos los pendejos y no sentimos nada después de 203 años de indiferencia, decadencia, impunidad y robo a las arcas nacionales.