Este es el principal problema y el trípode en que descansa la situación general y la política gubernamental de Guatemala: la parálisis productivo-social, el coronavírus y la corrupción. Una buena parte del sector productivo, se ha paralizado con una lógica consecuencia: el desempleo y todo cuanto suponen los efectos colaterales de una situación como tal. Por otro lado, las disposiciones y regulaciones que viene implementando el gobierno para enfrentar los efectos del coronavírus, no han dado los resultados esperados pues los contagios y muertes que provoca esta pandemia, no solo siguen presentes sino es que, en aumento, según los informes oficiales que a veces se quedan cortos, frente a la realidad.
Por añadidura, la oferta presidencial de combatir la corrupción del entonces candidato, sigue, en no pocos casos, sin control y a pesar de las nuevas dependencias creadas para enfrentarla, según denuncias sobre el particular.
Sería injusto prejuzgar las buenas intenciones gubernamentales, de la política que se viene implementando para enfrentar la crisis que se confronta, pero, lo inesperado del problema, la inexperiencia para enfrentarlo y otros etcéteras que se podrían agregar, han impedido alcanzar los resultados deseados y, prueba de ello, son los cambios de funcionarios que se vienen realizando y que, aun así, los resultados, siguen siendo deficitarios.
La parálisis de buena parte del sector productivo y la explicable exigencia de los empresarios para flexibilizar las medidas que se vienen adoptando, están a prueba: habrá que esperar los resultados para, en consecuencia, actuar conforme los resultados de estas nuevas medidas. Es necesario que representantes empresariales y gobierno, unifiquen política y esfuerzos, para enfrentar la situación; que ambas partes procedan tratando de conciliar intereses sociales, con los de los empresariales anteponiendo, por, sobre todo, el derecho a la vida y la conciencia social.
El coronavírus, es un problema mundial, casi no existe país alguno, que no lo esté confrontando; lo inesperado de su llegada, obliga a adoptar decisiones de emergencia pues se han tenido que improvisar medidas para sortear la gravedad de la situación, dada su magnitud y gravedad para enfrentarlo. No se tenían y, en no pocos casos, no se cuenta con los recursos que la emergencia reclama y donde, Guatemala, no es la excepción; prueba de ello, es la necesidad de recurrir a endeudamiento que, según parece, será insuficiente si la pandemia se prolonga por tiempo indefinido que es lo más probable según pronósticos sobre el particular.
Ya se están presentando signos de esperanza para que se cuente con una vacuna para prevenir este terrible mal. Rusia viene anunciando haberla descubierto y muchos países de Europa, Estados Unidos, otros muchos países e incluso de América Latina, vienen esforzándose para lograrlo. En tal sentido, de alcanzar este propósito, lo deseable es que el país que lo logre, permita la socialización de la fórmula y su aplicación para que los gobiernos, puedan aplicarla a toda su población. Si el descubrimiento lo logran los laboratorios privados, la situación seria diferente: su costo será elevado y de difícil acceso para la mayor parte de la población.
En cuanto a la corrupción, aunque oficialmente pretenda negarse, ésta, está presente y, lo más triste y doloroso, es que los corruptos pretendan, en beneficio personal, desviar los recursos que son destinados a un noble propósito: defender la vida y rescatar de la muerte a quienes, desafortunadamente, vienen siendo víctimas de la pandemia. Ya en artículos anteriores hemos destacado los riesgos de que esta crisis, sea aprovechada por corruptos para su enriquecimiento personal, preocupación que seguirá en aumento, si el gobierno no implementa medidas de prevención para evitarlo: el Presidente ofreció y se comprometió, siendo candidato, a combatir la corrupción y, aunque resulte redundante, hay que destacar que, la corrupción, sigue vigente y con muchas probabilidades de incrementarse si no se adoptan las medidas correctivas para enfrentarla.
A riesgo de seguir pecando de redundante, aquí, es necesario insistir: una de las promesas de campaña del Presidente, fue crear la Comisión Presidencial Contra la Corrupción ante la desafortunada, caprichosa y equivocada decisión del gobierno anterior, de terminar con la CICIG que tanta falta hace en Guatemala para seguir controlando a ladrones y el pacto de corruptos que, según ciertas acciones y otras presunciones que se destacan por no pocos comentaristas, sigue vigente en el Congreso de la República y con riesgos de incrementarse, si el gobierno no adopta, conforme a su obligación y el pueblo lo demanda, los correctivos correspondientes. AL TIEMPO.
Soy un profesional comprometido con la transparencia, la crítica y la propuesta, e identificado con los problemas sociales; los intereses y necesidades de los de a pie. / lufesaldy@hotmail.com