Desde el libro de Loretta Napeoloni “Democracia en Venta” hasta un best seller“ en busca de Montesquieu: La democracia en peligro” de Pedro Schwartz. Son algunos ejemplos que nuestra libertad está siendo amenazada por elegir a idiotas y corruptos para los puestos públicos.
Veamos un poco la historia ya que para algunos sufrimos de conocimiento de la misma o simplemente de amnesia en cada año que pasa y durante época de elecciones populares. En Guatemala quedo claro que hubo conflicto bélico nacido de la insurrección socialista. En enero de 1985, demagogos, empresarios, banqueros, ciudadanos, militares y corruptos políticos tuvieron la esperanza de abrigarse a unas elecciones libres y con un gobierno democrático para así solución los problemas nacionales que en ese tiempo no eran tan graves como los que vivimos ahora. Por cierto ahora con invasión y presencia de las comunidades internacionales que realmente estimó que se estaba a la puerta de la tan esperada oportunidad histórica en la cual Guatemala accedía por primera vez a la democracia. La ocasión se perdió en el desagüe, ya que todo terminó en el comienzo de una longeva y epidémica corrupción gubernamental, que solo permitió que cualquiera, desde un matón hasta ahora un payaso llegara a gobernarnos.
Que nos espera para los próximos años, que ni nos importa hasta que candidato gane en las elecciones, Guatemala no va a cambiar, si no cambia su gente, su pueblo. En las últimas elecciones hubo 21 partidos, ahora se calcula que serán aún más y ni uno sale avante para arreglar el desmadre que el país sufre a diario.
El controversial y aún presidente ruso Vladimir Putin llamó a la reflexión al decir que “la democracia no puede ser exportada a otros lugares, (sino) debe ser el resultado de un proceso interno de la sociedad”.
La idea de Putin tiene gran validez. Aquí, los malos gobiernos cubiertos con un manto hipócrita de democracia, han expuesto al sistema como aquel que permite gobiernos del abuso, la corrupción, la ineptitud y ahora burla.
En Guatemala, donde tenemos una economía que no crea fuentes de trabajo, sino solo necesidades; un sistema social en el que reina la violencia, el desorden y una continua pérdida de fe en la justicia, la democracia en este siglo no significa más que enraizamiento de las desgracias sociales. Por más que haya beneficiado a populistas dirigentes de ideologías extremas, que han salido de la pobreza con el dinero del pueblo.
Y así, Guatemala quedó estancada en el tiempo, ya que durante esta llamada “democracia” solo hemos crecido en población, tráfico y necesidades.
En este próximo año que está a pocos días cumpliremos 34 años de aquellas primeras elecciones generales que debían fortalecer la democracia y propiciar el progreso, la legalidad, la ilusión de una mejor Guatemala para todos.
Tomando la idea de Putin, habría que preguntarnos si la democracia fue la culminación de un proceso interno nacido en Guatemala y si fuera así, porque se degeneró insalvablemente hasta hoy.
Millones de personas en Guatemala están aún sumergidas en la miseria, otros en la pobreza y algunos en la sobrevivencia del día a día. Cierto es que una población digna no puede esperar limosnas. También lo es que los guatemaltecos somos capaces de trabajar honradamente, como lo prueban en otros países (como ahora vemos en las mismas olimpiadas) pero no podemos dejar que nuestros emigrantes (que ahora son tratados como terroristas) continúe. Pero, cierto es igualmente, que hoy en Guatemala no hay condiciones que estimulen el trabajo honrado y productivo en tanto si seguimos con una democracia, como dijo demagogo Alfonso Portillo “de las carreteras, no se come…” y como ahora tenemos una democracia que da risa, sino veamos a nuestro mandatario Jimmy Morales que da vergüenza y pena.