Estoy tan enfermo de opiniones pendejas, tráfico y en general cómo estamos viviendo los guatemaltecos. Por las muy merecidas medallas, el tema pasó a tercer plano.
Cuando era niño, mi padre fundó el noticiero “Aquí el mundo”, único en esos tiempos de ser un medio de comunicación honrado y eminentemente en contra de un Estado corrupto e inepto. Inició sus transmisiones en 1976 durante el gobierno del general Kjell Eugenio Laugerud García, y su director como fundador fue Mario David García Velásquez. Durante mi juventud a veces escuchaban también el programa de radio “Hablando Claro”.
La gente ahora llama a un anfitrión fanfarrón y se desahoga con cualquier programa de televisión y medio escrito. El proceso de respiro, veracidad en la noticia y simplemente contar la verdad, al igual que la mayoría de quienes aún lo envidian, todos estos gobiernos que han pasado, podríamos decir que lo odiaban, pocos lo admiraban y especialmente recuerdo que fue tan contundente, que sufría de constantes amenazas de muerte y que al final se tuvo que cerrar por un ataque guerrillero el 10 de marzo de 1981.
Ahora, con las redes sociales es infinitamente una decadencia, las noticias, en su mayoría, aproximadamente un 90%, como dirían los alemanes: Blödsinn. Todos tienen una opinión y todos tenemos la necesidad de desahogarnos. Gritamos obscenidades a una política de la cual vivimos en carne propia (asquerosa); las redes sociales publican obscenidades por simplemente bailar en una fiesta privada, apuñalan a cualquiera con el que no están de acuerdo en el escenario y lo dejan hospitalizado con heridas que ponen en peligro su vida. ¿Y las opiniones mismas? A menudo parecen estar basados en rumores, otros olvidan la política y son expertos en Gimnasia de dar vueltas en un palito y otros se cansan de ser duchos en endocrinología trans y terminan siendo expertos en la bolsa y mercados, existen muchas extrañas teorías de conspiración y aquí en Guatemala se habla más mierda de la que se caga.
Continuamente afirmo: detesto la disminución de los hechos en el discurso público y desearía que los medios hicieran un mejor trabajo al informar, aunque soy consciente de las limitaciones financieras que enfrentan muchos medios de comunicación en su mayoría en búsqueda de la fafa y ahora extorsión, según tengo conocimiento así le pasó a narco periodista Juan Luis Font. Eso no es una opinión, sino un sentimiento, aunque yo también estoy harto de los sentimientos cuando tenemos mala narración de los partidos y eventos internacionales. Creo que mucha gente siente lo mismo, aunque el tamaño de mi muestra es pequeño, yo y algunos amigos, así que tal vez me equivoque.
Desde el punto de vista de mi «síndrome de fatiga de opinión», veo claramente que hemos convertido Internet o las plataformas sociales en un desastre en el que todos hablamos entre nosotros y nadie se beneficia ni escucha. Sin embargo, creo más en los perros que abren los ojos a los quince días, mientras que los humanos son el peor virus en la humanidad, se hacen los pendejos siempre. Deberíamos de estar celebrando más el orgullo heterosexual que es natural, ha funcionado por miles de años ¡Y en algunos casos puedes hacer bebés!
En mi trayectoria de la vida ya me di cuenta cuánto vale la vida de una persona en Guatemala, un año de prisión y aproximadamente sesenta mil quetzales, lo equivalente a siete mil dólares. Lo digo por un reciente caso que la jueza resolvió en tribunales. Soy consciente de que las opiniones son lo que nos hace interesantes, atractivos y carismáticos, y nadie quiere ser tímido, más en estos tiempos, pero tampoco quiero permanecer en el rápido ciclo de noticias y opiniones. En cambio, me gustaría pensar más profundamente en las preguntas que tengo y los problemas que me interesan. Puede parecer pretencioso, pero me gustaría leer más sobre los grandes pensadores cuyo trabajo ha durado, no días, sino décadas.
¿Quién sabe? Creo que hay que ser muy cara dura y sangre de horchata para sentir rabia por todo lo que se han robado estos gobiernos, desde familias, sueños, prosperidad, bienes y hasta las elecciones. En conclusión, creo que todos estamos cansados. Necesitamos darnos un verdadero respiro. Un cambio podría ser aprovechar lo que hemos aprendido el año pasado e intencionalmente devolver nuestra energía a las cosas que realmente importan. Sobrevivir a la fealdad de todo.
En lugar de ceder a nuestra culpa laboral, podríamos retroceder: podríamos presionar a los empleadores sobre el valor de no ofrecer un día libre «si lo necesita», sino un día libre, punto. Los más afortunados entre nosotros podrían optar por descansar en contra de nuestras inclinaciones, permitirnos tomar ese día y luego tomar otro y también reconocer que quienes nos rodean merecen lo mismo. A partir de cierto nivel de aceptación, las normas podrían empezar a cambiar. Pero eso requerirá algunos primeros valientes en actuar, o más bien, algunos que nunca actúan. Al final, el trabajo no dignifica, lo que dignifica es el valor del salario porque el esclavo también tenía trabajo.
Practiquemos decir todos juntos: “Ahora mismo no estoy seguro” y tal vez podamos superar el 2024 sanos y salvos. En resumen, vivir no solo es cumplir años, conlleva muchísimas cosas más, hoy en día tendemos a hacer lo contrario: a disfrutar hoy sin pensar en el mañana, comportamiento que lo podemos sintetizar en el famoso refrán “Pan para hoy, hambre para mañana”.
P.D Hay que aprender a caminar solos. Sin amigos, sin amor y a veces incluso sin familia, porque solos llegamos y solos nos vamos.