Estamos viviendo la mayor debacle de la historia en uno de los organismos del Estado de Guatemala, me refiero, al Organismo Legislativo, dicha debacle es de tipo moral, de principios mínimos de respeto y armonía hacia la comunidad a la cual se debe, lo peor que le puede pasar a una persona o institución es perder por completo la compostura, la vergüenza, la dignidad.
A lo largo de la vida “política y democrática” del país, los que han dirigido el país casi siempre han sido personas al servicio del gran capital, eso es indiscutible. Sin embargo, hoy por hoy, los que la dirigen aparte de seguir las directrices de ese sector económico corrupto, abiertamente y sin tapujos, están procurando obtener las mayores “ganancias” económicas saqueando las arcas del estado, bajo la custodia del “glorioso ejército”, quien cada vez recibe mayores y mejores emolumentos económicos en su presupuesto, dizque para modernizarla y en tiempos de paz, otra faceta de la corrupción.
El Organismo Legislativo, ahí donde está representado el soberano –pueblo-, ahí donde se hacen las leyes para beneficiar a la población, ahí donde los dignatarios deben y tienen que velar porque el soberano –pueblo- goce de las condiciones mínimas para tener una vida digna, una calidad de vida meridianamente aceptable y humana. Ellos, los “dignatarios” deben velar a través de las leyes que hagan, que se cumpla como mínimo, los primeros cuatro artículos de la Constitución Política: “Protección a la persona, Deberes del Estado, Derecho a la Vida, Libertad e Igualdad”, sin embargo, ¿¡Qué tremenda utopía!?
Cuando vemos, oímos y escuchamos el actuar de los actuales diputados –con algunas raras excepciones-, literalmente ese organismo del estado está integrado por delincuentes, corruptos, ladrones, hombres y mujeres que son vergüenza del género humano. ¿Cómo así, delincuentes? Por supuesto, el DLE define como delincuente al que delinque, al que comete un delito y delito es más ni menos que, quebrantar la ley, acción o cosa reprobable, incluso, comer tanto, es un delito. ¿Cuántas veces hemos visto a estas personas en pleno hemiciclo parlamentario, comer y comer hasta la saciedad, es decir, hartarse a costillas del dinero del pueblo, mientras en las afueras del edificio del Congreso de la República, en plena vía pública, hay cientos de Profesionales de la Medicina, “rogando” para que se les asigne un salario justo de acuerdo a sus capacidades intelectuales?
Las leyes que están haciendo hoy en día, son leyes que solo a estos corruptos beneficia, con lujo de detalles, modificaron el artículo 407N del Código Penal, y dejaron casi en libertad, a los que cometieron delito de Financiamiento Electoral Ilícito –Jimmy Morales, Orlando Blanco, Nineth Montenegro y Roberto Villate entre los más beneficiados-, fueron millones de quetzales los que no fueron declarados en las campañas electorales, millones de quetzales financiados por empresarios corruptos –Felipe Bosch, Guillermo Castillo, Herbert Gonzales, Salvador Paiz, José Miguel Torrebiarte, Fraterno Vila, Dionisio Gutierrez-, pregunto: ¿Hay alguna duda que los “diputados”, están al servicio del gran capital?
El #pacto de corruptos sigue, por segundo año consecutivo, Alvaro Arzú Escobar –por algo Mario Taracena, le increpó ser un mocoso- repite como Presidente del organismo legislativo acompañado nada más y nada menos por personas que están siendo procesados por “presuntamente” delinquir. Felipe Alejos, persona que presentó 14 acciones para no someterse a la autoridad judicial, Oscar Armando Escribá, vinculado con el caso Construcción y Corrupción. Juan Manuel Giordano, aquel diputado no solo tránsfuga –cinco veces- sino cruel y abusivo por exigir a gobernadores, arrodillarse; ahora viene como niño de primera comunión pidiendo que se le dé el beneficio de la duda, es más dice, que se siente cómodo trabajar a la par de Estuardo Galdámez y de Felipe Alejos, por supuesto que debe sentirse cómodo, son coyotes de la misma loma.
Comparto las palabras expresadas por medio del perfil de facebook de la señora Carmen Aida Ibarra Morán, en relación a la elección de la Junta Directiva del Congreso 2019, “Ni el ridículo hicieron los de la oposición en el Congreso”.
Contador público y auditor, docente universitario y ex alcalde comunitario.