Respiro profundo, pienso y luego plasmo en este papel virtual, mi conclusión. Otra vez, el mundo -habitantes que profesan o creen en el cristianismo- celebraremos otro año el nacimiento de Jesús, el niño Dios. Pero, y eso al final de cuentas de qué nos sirve si no valoramos, si no hacemos realidad o no vivimos -aunque sea, una J- el significado del nacimiento de Jesús, el niño Dios.
Han pasado dos mil veintitrés años de ese suceso -en realidad no hay datos fidedignos del nacimiento de Jesús, pero, de que nació, por supuesto que nació- el cual vino a cambiar el rumbo de los habitantes de la tierra y desde ahí, hay un antes y un después de Cristo. Cada quién entiende o interpreta lo que significa el nacimiento de Jesús, incluso, hay quienes ni creen en el nacimiento de Jesús, o sea, no creen en Dios. Por supuesto, se respeta, aunque no se comparte, pero, no se vale descalificar ni enviar al infierno por tener esa creencia, lo que no se vale, ni se comparte y quizá, ni se respeta, es esa gente farisea, loca, hipócrita, que recita versos bíblicos, pero, no hace ni J para evidenciar su creencia en Jesús, el niño Dios. Han usado a Jesús como religión, negociando con lujos de detalles su religiosidad -Dios bendiga a Guatemala-, olvidándose completamente que, Jesús es Verbo no Sustantivo, no es religión, es espiritualidad, es vida.
En estos últimos meses, semanas y días, hemos visto a cuerpo entero a los fariseos, practicar su religiosidad y perversidad. Uno se queda atónito al escuchar a las personas que administran nuestros recursos, es decir, hacen gobierno -central o municipal-, ya sean estas, monetarias, impartición de justicia o creación de leyes y/o fiscalización de los recursos económicos, es inaudito que, en el nombre de Jesús, el niño Dios, aparentan defender la vida desde su concepción, pero, le niegan o quitan recursos económicos a los hospitales, centros de saludos, centros de convergencia quienes por ley, deben darle precisamente salud y vida a los millones de personas en condiciones de pobreza y pobreza extrema y además con profunda desnutrición miles de ellas.
Otros fariseos, hipócritas, lobos vestidos con piel de ovejas, habrán algunas rarísimas excepciones, -alcaldes municipales, CODEDES, COMUDES, COCODES, alcaldes comunitarios, entre otros-, acostumbran malversar nuestro dinero, sobrevaluan obras, crean plazas fantasmas, o se convierten en alcahuetes o cómplices de estos delincuentes de cuello blanco. Es absurdo y pecado ver, pilas de cemento -lavaderos- tirados -si literalmente así-, “regalados” por politiqueros, para comprar votos y el vecino vendedor de su conciencia, al mejor postor. Es la forma más deplorable como roban el 40% del presupuesto de egresos del Estado.
Pregunto a los golpistas -a esos que a puro tubo desearon que las elecciones fueran anuladas y presentaron pruebas falsas, cometieron ilegalidades, encarcelaron a personas jóvenes y de la tercera edad-, el 24 a las 24 horas cuando vean nacer al niño Dios, ¿qué le dirán?, seguramente le darán el beso de Judas, o, encarnarán el espíritu de Herodes El Grande, irán tras Él, para ejecutarle, porque no querrán que les quiten las mieles del poder, que les señalen como corruptos y vividores del dinero ajeno, de la vida fácil. Igual que ese personaje salvaje -Herodes El Grande- estos golpistas, son capaces de hacerle daño a su misma parentela con tal de no perder ese esplendor económico falso que ostentan.
Otra vez nacerá Jesús, el niño Dios, usted y yo, ¿qué le diremos el 24 a las 24 horas?
“Oh hombre, él te ha declarado lo que es bueno, y qué pide Jehová de ti: solamente hacer justicia, y amar misericordia, y humillarte ante tu Dios.” Miqueas 6:8
Contador público y auditor, docente universitario y ex alcalde comunitario.