Casi estamos a las vísperas de que inicie un nuevo año, realmente lo que se cuenta es el tiempo que tarda la tierra en darle una vuelta al sol. Salvador Casanova nos comenta en su sitio de internet la historia del conteo del tiempo en el mundo, que el calendario gregoriano se originó del calendario romano y juliano. El calendario romano inicialmente tenía diez meses iniciando en marzo con una duración de 304 días.
Con ese calendario se tenían dificultades para el determinar las fechas estacionales por lo que cada tres años añadían 23 días, más o menos en el año 153 a.C. se agregaron los meses de enero y febrero convirtiendo el año de 12 meses lunares y cada cuatro años se agrega un día.
Esa es la explicación técnica y teórica del por que se cuenta de esa manera el conteo del tiempo para la humanidad, pero, el cambio de año también trae consigo varios aspectos que debemos considerar para cada uno de nosotros porque significa un conteo en cada uno de los años que vivimos durante el tiempo que estemos en este mundo.
Es una oportunidad para hacer el recuento, de la forma en invertimos el tiempo de cada día que pasó, de la forma en que actuamos, cómo nos relacionamos con nuestros seres queridos, las personas que conviven con nosotros en el trabajo, estudio u otra actividad.
Para muchas personas el año que termina significó la pérdida de un ser querido, y el año nuevo comenzará con una silla vacía o con una nueva forma de adaptarse a la vida sin esa persona, también para muchos han cambiado sus condiciones de salud, algunos mejoraron, otros puede que hayan empeorado. Hay parejas que el próximo año estarán separadas, y existen personas que han cumplido sus metas académicas, laborales, estudiantiles o mejorado su régimen alimenticio o superado la meta de hacer ejercicio.
En algunos hogares hay nació un nuevo miembro o llegaron yernos o nueras, y así como esos ejemplos, pueden seguirse mencionando muchos acontecimientos que suceden en nuestra vida y que significan cambios, algunos más drásticos que otros, pero por los que tendremos que ir pasando a lo largo de nuestra vida.
En estos días que se aproxima el cambio de año, independiente de la forma en que cada quien celebre o de la religión que tenga, lo importante es hacer un recuento de lo que hicimos y como fuimos, y que queremos lograr para el próximo año. Es una oportunidad para empezar de nuevo, para iniciar desde cero, para cambiar solo se necesita la voluntad de hacer nuevas cosas y dejar lo que nos hace daño como personas, esa decisión no depende de nadie más que de cada quien de manera individual. Para finalizar dejo una frase de San Ignacio de Loyola con la cual les deseo un próspero año nuevo. “Poner todos los medios como si todo dependiese de uno, pero confiando totalmente en Dios, porque todo depende de Él”.