La semana recién pasada escribía al final de mi artículo de opinión, las palabras del director general de la OMS, Dr. Tedros Adhanom Ghrebeyesus, “O NOS HUNDIMOS JUNTOS, O NADAMOS JUNTOS”, en alusión a que, todos los gobiernos del mundo, deben poner sus barbas en remojo, unos dejando de tajo la corrupción y administrar transparentemente la aplicación de las vacunas contra COVID 19 y los otros –un puñado de presidentes- presidente de los países con más ingresos per cápita, los países que hasta el momento han acaparado la compra de las vacunas, dejando por un lado, la solidaridad y los derechos humanos de la mayoría de la población mundial.
Lo que no han entendido este puñado de países ricos es que, aunque su gente esté vacunada contra COVID 19, siempre va a existir riesgo que sus ciudadanos se contagien, porque, mientras no se haya suministrado la vacuna a una “gran mayoría” en el mundo, el virus sin ninguna duda ahí estará listo para transportarse libre y soberanamente, no importa en qué lado del globo terráqueo se encuentre, la experiencia de apenas unos meses nos ha dejado con la boca abierta y con mascarilla puesta.
El número de habitantes de los diez países más ricos del mundo, es aproximadamente 358 millones, sin embargo, el número de la población mundial es de aproximadamente de 7 mil 700 millones, de esa cuenta es fácil entender que, el 4.64% de la población está pujando con quedarse con las vacunas contra COVID 19. Ahora bien, de los diez países más ricos del mundo, obviamente está nuestro vecino –Estados Unidos de América- con una población de 328 millones, entonces, nuevamente es fácil entender qué país tiene monopolizado la compra de las vacunas, incluso, ellos –EEUU-, han identificado fuentes de materia prima específica requerida urgentemente para la fabricación de la vacuna Covishield, y la están poniendo a la disposición de las farmacéuticas con sede en China.
Nuevamente, es importante recordarles a los dirigentes de los países ricos lo que han dicho los representantes del mecanismo COVAX: “Nadie está a salvo hasta que todo el mundo esté a salvo”.
Ahora bien, nosotros como población guatemalteca representamos el 0.19 % de la población mundial, somos un país empobrecido por la delincuencia política, ocupamos el primer lugar a nivel de Centro América en muertes por COVID 19 -7 mil 500 personas fallecidas-; así las cosas, como guatemaltecos qué hacer para seguir afrontando esta pandemia y la pandemia de la corrupción.
El gobierno hasta el día de hoy -29/04/2021- ha recibido un total de 447 mil 400 vacunas para 223 mil 700 personas –dos dosis por persona-, y según informes del portal del Ministerio de Salud Pública y Asistencia Social al 26/04/2021 se han vacunado a 163 mil 478 personas, en ese sentido, es fácil determinar que, nuevamente el gobierno no está haciendo bien las cosas, no es posible que apenas ha usado el 73% de las vacunas, la pregunta del millón es, ¿por qué el Ministerio de Salud Pública y Asistencia Social no ha usado el 100% de las vacunas ante tan terrible y mortal enfermedad? Acaso eso no es incumplimiento de deberes, es decir, no se está garantizando la vida, la libertad, la justicia, la seguridad, la paz y el desarrollo integral de la persona.
Pregunto a la sociedad civil, Ongs, la misma organización más antigua de Guatemala -48 Cantones-, no se les ha ocurrido a ustedes hacer auditoria social para conocer las causas, razones o circunstancias por las cuales no se han suministrado el 27% de las vacunas contra COVID 19. Aparte de la pregunta recurrente de ¿Dónde está el dinero?, ahora debemos preguntar, ¿dónde están las vacunas?
Contador público y auditor, docente universitario y ex alcalde comunitario.