Cada elección presidencial soñamos con un cambio, la esperanza de un gobierno mejor se vende en la campaña política. En los hogares, centros de trabajo, escuelas y universidades se discute alrededor de la pregunta ¿quién será el próximo presidente? Una vez llegado el día de la elección muchos eluden la responsabilidad, el 60% de guatemaltecos no asiste a las urnas en la segunda vuelta electoral. La mayoría de ellos empresarios micro, pequeños, medianos, profesionales individuales todos con la idea de que el gobierno no les interesa, porque ellos solos pueden crear sus ingresos y no necesitan del asistencialismo gubernamental. Hoy muchos de esos negocios y profesionales han debido cerrar definitivamente su empresa u oficina y están en quiebra.
Ahora los que dejaron de votar están arrepentidos de no hacerlo, y los que votaron por el actual presidente están decepcionados de haberlo hecho. El caso es que, aunque parezca imposible cada vez que asume un nuevo gobierno es peor que el anterior. Y no se trata de falta de experiencia, por lo menos no con el actual, el médico Alejandro Giammattei busco la presidencia del país por veinte años. Con vínculos con la familia Arzú, estuvo vinculado al gobierno de Bergue y otros. Esto le daba una idea amplia de los problemas que iba a enfrentar. Es por eso que la queja de que encontró un sistema de salud pública abandonado es inaceptable. Siendo médico, desde enero, al asumir el poder sabía que el virus atacaría el país, y también estaba al tanto que necesitaba un Ministro de Salud acorde a la problemática, aun así, eligió mal, las decisiones fueron catastróficas para el país.
Cuando se detectó el primer caso de contagio de Covid-19, la segunda quincena de marzo, el gobierno decidió el cierre de negocios y la cancelación de la celebración de la Semana Santa. Se publicito la enfermedad utilizando el pánico y el miedo como un instrumento de sometimiento al poder gubernamental, este hecho hizo que miles de personas quedaran desempleadas a lo largo y ancho del territorio nacional, y cientos de empresas quebraran. Restaurantes, hoteles, transporte, guías turísticos, y todo lo relacionado a la industria del entretenimiento había fijado sus ojos, y puesto sus esperanzas en la celebración de la semana mayor, hoy muchas de ellas cerraron sus puertas de forma definitiva, sin apoyo gubernamental y sin ilusión, producto de la ausencia de un líder inteligente y decidido a trabajar por el bien del país.
Lo vivido en marzo y abril se explica a partir de los prestamos millonarios y las ampliaciones presupuestarias solicitadas por el gobierno central, había que crear pánico en la población para tener el apoyo del Congreso. Toda la maquinaria publicitaria trabajo y el objetivo se alcanzó. El gobierno tiene Q30 mil millones de quetzales a su disposición para gastarlos en esta emergencia sanitaria, pero ni siquiera eso ha sabido hacer, lo que no significa que los fondos se estén o se vayan a utilizar de manera correcta y sin la sombra de la corrupción. Junio sirvió para continuar infundiendo terror en la población, hecho que continua en julio, ahora con la mira puesta en otra meta, sacar de la cárcel a los amigos del gobierno, apelando a una decisión humanitaria de los jueces. Con esto cumplido, poco importa los efectos económicos para las micro, pequeñas y medianas empresas, el desempleo y la pobreza que se aumentó durante la pandemia.
Ahora es muy fácil lavarse las manos y decir que el pueblo debe acostumbrarse a vivir con el virus, los bolsillos de los corruptos están llenos, la elección de cortes esta entrampada y los delincuentes de cuello blanco, algunos lograron la libertad.Doña Chonita ya ordeno, hay que abrir el país, la economía no puede continuar así. En los próximos cuarenta y cinco días inicia la apertura y ahora sí “sálvese quien pueda”.
Profesor universitario, académico, profesional de las Ciencias Económicas.