Desde hace muchos años, a los guatemaltecos nos eriza la piel cuando el invierno se avecina; hemos estado debatiéndonos entre -desde hace muchos años- entre derrumbes y huecos. Bueno, todos sabemos que, los derrumbes son grandes porciones de tierra que se desprenden, se precipitan hacia el suelo, mientras que los huecos, son espacios vacíos que se forman dentro del suelo, tanto los derrumbes como los huecos se dan por diferentes situaciones, pero, tienen una razón generalmente común, la mano del hombre los propicia.
Los medios de comunicación afines al gobierno nos dicen, ocurrió un derrumbe natural, las lluvias intensas provocaron tal situación. En el caso de los huecos, también, le echan la culpa a la naturaleza, la lluvia, temblor, etc., pero, nada o casi nada es cierto. En nuestra Guatemala linda, no se planifica, no se ordena el desarrollo de las ciudades, de las urbes, menos de los pueblos de la Guatemala profunda. Todo lo hacen a troche y moche. En ese sentido, la causa de los deslizamientos de grandes proporciones de tierra y los grandes agujeros que se están dando en Guatemala, tiene un nombre, CORRUPCIÓN.
Otra vez la corrupción, y vamos con lo mismo, corrupción. Lamentable pero cierto, la corrupción es la madre de todos nuestros males, no lo digo yo, lo dice el informe mundial de riesgo, el cual mide el riesgo a desastres en 181 países en el mundo.
Hay tantos ejemplos, pero, veamos lo más visible, las carreteras. Todo el Estado es administrado por políticos que llegan a recuperar su inversión hecha en las dos o tres campañas electorales anteriores. El ministerio de Comunicaciones, infraestructura y vivienda, es uno de los más apetecidos, su ministro otorga los proyectos de infraestructura -carreteras, puentes, escuelas, etc.- a los financistas de la campaña electoral. Hacen un mal trabajo y cobran como que construyeron la catedral de la Sagrada Familia de Barcelona, o como que construyeron la gran muralla China.
Es inaudito, el famoso libramiento de Chimaltenango, cada día -así, literalmente- se cae a pedazos, ahí podemos ver un claro ejemplo que, no es cosa de la naturaleza, ni falla geológica ni muchos menos, es la mano visible de la corrupción y punto. De por medio hay caletas de dinero encontrado en Antigua Guatemala, alfombra rusa, persecución contra el Lic. Juan Francisco Sandoval, ex fiscal de la FECI, etc.
La Conred, hace unos días dio a conocer que, en lo que va del año, la temporada de lluvia a afectado a más de 3 millones de personas, y que, han fallecido 43 personas. Tremenda noticia y tremenda bofetada gubernamental, tres millones de guatemaltecos significa el 20% de la población total -según censo del año 2018-. De cada 100 personas, 20 han sido afectadas eso a todas luces, es vergonzoso en pleno siglo XXI.
Los derrumbes están a la orden del día, el pasado fin de semana -25 de septiembre-, quedaron bloqueados varios tramos carreteros a lo largo y ancho del país. Reitero, las empresas que reconstruyen los tramos carreteros, única y exclusivamente ponen asfalto reciclado -ni siquiera es asfalto nuevo- sobre la base de la carretera, con un grosor menor al recomendado por entidades internacionales y de acuerdo a los contratos firmados por ellos. No dan mantenimiento a los drenajes pluviales, no revisan el entorno -paredes, paredones, desfogues, taludes, etc.- para darle el mantenimiento respectivo, véase el tramo de la Aldea Los Encuentros, Sololá a Cuatro Caminos San Cristóbal Totonicapán, en resumen, en 48 horas ocurrieron 20 derrumbes entre ese trayecto, o sea, cada 2.4 horas, hubo un evento “natural”, ocasionado por el hombre.
Los huecos, están de moda en Villa Nueva -lo digo con todo respeto- en junio se dio el primer evento “natural”, para tapar ese agujero, el gobierno nos robó -así, literalmente- Un millón 200 mil quetzales. El pasado 24 de este mes, nuevamente nos sorprenden dos agujeros en el mismo sector de Villa Nueva, está vez, hay pérdida de vidas humanas, dos vecinas de Totonicapán.
Es que, los que gobiernan el país y los municipios no son políticos sino mercaderes de la necesidad del puebl, ¡cómo es posible, la municipalidad de Villa Nueva, no tenga planos del sistema de drenaje y colectores para ser más efectivo el trabajo de rescate de las dos vecinas de Totonicapán! Comparto la aseveración de José Pablo del Aguila -PL-: La culpa no es de la naturaleza, factores como la corrupción estatal y falta de protección social, incrementan la vulnerabilidad de un país, ante eventos naturales.
Contador público y auditor, docente universitario y ex alcalde comunitario.