En estos tiempos que tenemos que alejarnos de los desagradecidos, mediocres y conformistas. Estamos poblado por la mediocridad, así como el Covid 19 tenemos que evitar no contagiarnos por estos males que están presentes en nuestro entorno.
Hace algunos años, mi viejo me regaló un libro que tenía guardado en su biblioteca. “Léelo” – me dijo. El libro se titula “El hombre mediocre”, escrito por el sociólogo y médico argentino José Ingenieros. A priori, no me parecía nada más que una obra motivacional, pero conforme fui avanzando en su lectura, caí en la cuenta de que el libro contenía una fuerte carga filosófica y un profundo espíritu reflexivo.
En términos generales, la obra trata sobre la naturaleza del ser humano – Ingenieros utiliza el término “hombre”, en un sentido general – resaltando tres tipos de personalidades. José Ingenieros es enfático al afirmar que “no hay hombres iguales”, exaltando de una forma muy particular al hombre idealista.
El Hombre Mediocre resalta que es incapaz de usar su imaginación para concebir ideales que le propongan un futuro por el cual luchar. Se vuelve sumiso a la rutina y a los prejuicios. No cuestiona a la colectividad, sino que sigue ciegamente a la masa.
Es dócil, maleable e ignorante. Un ser carente de personalidad, contrario a la perfección del idealista. Vive según le convenga. Esquiva el amor como si fuera un abismo; no logra aprender a amar. Es vil, escéptico y cobarde. No son genios, ni héroes ni santos. No acepta ideas distintas. Rechaza el idealismo por envidia e intenta opacar desesperadamente toda acción noble. La gran mayoría de nosotros, en algún momento de nuestras vidas, hemos transitado por el sendero del “hombre mediocre” luego de la decepción y frustración que podrían dejar las decisiones equivocadas, derrotas y malas experiencias.
No obstante, esta apasionante lectura me hizo recordar que los ideales son esos anhelos profundos del corazón, aquellos que guían nuestro caminar y orientan nuestras decisiones, de tal manera que los sinsabores de la vida jamás podrían servir de justificación para convertirnos en “animales humanos”, sin sueños, sin metas y sin un proyecto de vida definido. O le hacemos huevos y decidimos crear una mejor vida como te mereces o vas a vivir de víctima, y vivir de victima sólo nos va a traer más problemas.
Es por ello que se hace necesario “re descubrirnos” la importancia de aquellos ideales más nobles como podrían ser los valores, empatía y ser el ser honesto– hoy más que nunca – en este mundo lleno de desesperanza, donde pareciera que la injusticia, la pobreza, la miseria y la muerte son quienes conducen nuestro destino.