“El corazón tiene razones que la razón no entiende” (Pascal). La razón y el corazón son dos partes del ser humano que están en un continuo diálogo a cada instante. Obviamente, una vez que uno piensa y siente, hay reacciones corporales concretas. Ante una emoción fuerte, usted piensa, siente y en seguida tiene la oportunidad de expresar esa emoción, ya sea positiva o negativa.
Haga un recuento de todo lo que almacena en su memoria. Gracias a este sentido interno, usted puede traer al presente recuerdos vividos ayer. El gran filósofo francés René Descartes (1596-1650) afirmó: “cogito, ergo sum”, que significa “pienso, luego existo”. Aquí hay mucha tela que cortar, pero como buen racionalista, le daba el protagonismo a la razón como fuente del conocimiento. Y en parte tiene razón.
En mi caso, como buen “realista”, considero que primero uno siente, luego existe. Yo lo dejaría así: “siento, luego pienso”. Por ejemplo, en una relación afectiva, muchos primero sienten, luego piensan. Lo ideal es que uno razone antes de sentir, porque por sentir primero y luego razonar es que se cometen acciones de las cuales uno se arrepiente.
Para mí la fuente del conocimiento está en el contacto que se establece con la realidad. “No hay nada en el intelecto humano, que primero no haya pasado por los sentidos”, (Aristóteles). Piense en una persona que le atrae o le gusta. Es evidente, que primero tuvo que verla, para luego pensar y sentir lo que siente. No podemos amar a alguien, sin antes haber estado en relación con ella. No se puede amar “la nada”.
Cuando usted escucha su canción favorita, vienen a su mente muchos recuerdos, luego suspira y hasta puede llorar. ¿Por qué?, porque ese ser amado está tan grabado en su mente, que su razón y su corazón entran en acción, para experimentar en su ser, el estímulo que provoca ese recuerdo. La vida humana es corta. Y como seres racionales y sensibles, es trascendental expresar eso que siente en vida.
Si quiere amar, ame; si quiere perdonar, perdone. No deje para mañana lo que puede hacer hoy. A veces el “mañana” nunca llega. Exprese sus sentimientos con libertad. Todos hemos nacido por amor, y nuestra misión, mientras duren existencias, es amar. Ame y déjese amar. No tenga miedo amar. El verdadero amor no hace daño. El verdadero amor hace que sus días tengan más sentido.
“Dentro de cada ser humano hay un mundo por descubrir. Hay un tesoro escondido en los escombros de las personas que sufren. Solo los sensibles y sabios los descubren” (Cury 2016, 35). Yo agregaría que dentro de nosotros hay un montón de sentimientos y emociones por descubrir, pero por el exceso de prejuicios y miedos no nos damos el permiso para descubrirlos y expresarlos. El autor antes mencionado agrega: “quien cree que sus pensamientos son verdades absolutas está dispuesto a ser un dios, no un ser humano” (pág. 38). Un verdadero ser humano, no se prohíbe sentir.
Recuerde que la vida es corta. La vida tiene subidas y bajadas, tiene momentos de éxitos y de fracasos, tiene noches oscuras y días soleados. La vida le pone en sus manos a personas que le aman, para que las ame. No desperdicie esa oportunidad que hoy tiene de amar a quien en verdad merezca su amor.
Dios es el motor principal de mi vida, me gustan los retos. Soy amigo de la verdad y enemigo de la hipocresía.