El alcohol es buen disolvente… de familias, amistades, neuronas, empleos,
pero nunca de problemas.
¿Ya les habló a sus niños y niñas para que digan “No a las drogas”? Si no quiere que se metan algo en la nariz, entonces usted meta la nariz en sus cosas. Acá usted entra con determinación, autoridad y fuerza. En esto, no nos andamos con cuentos, porque las drogas son un buen disolvente de sus prometedoras vidas.
Sucedió una vez, en que un gran y bello majestuoso árbol gigante milenario, una secoya, fue asesinada por un pequeño e insignificante gorgojo, que se logró comer la médula. El árbol había aguantado rayos, inundaciones, terremotos… pero sucumbió ante el enemigo sutil.
Igual entran las drogas, de forma sutil, a esos majestuosos gigantes, que son nuestros hijos. Entran ofreciéndoles una falsa felicidad, con una sustancia aparentemente inofensiva, hasta que arruinarles su médula, para luego cobrarles la vida, la felicidad, la salud.
Usted debe prohibirles enérgicamente cualquier tipo de drogas, legales o ilegales, incluso hasta las supuestas medicinas para el dolor (drogas) que les generan un aparente bienestar. Advirtiéndoles sobre el engaño llamado… felicidad química, sobre las ganancias millonarias de estas industrias y organizaciones. Usted debe revisar sus objetos, su aliento, sus comportamientos… con tal de intervenir tempranamente, ante el menor indicio de acertamiento a cualquier sustancia.
Ensayen en casa con estos tres simples pasos. Cuando alguien les ofrece regalado un cigarro: Uno, que digan “No” enérgicamente. Dos, que se vayan de ahí. Y tres, que le cuenten a usted o a alguien de confianza. Es muy importante ensayar un “No” fuerte, poniendo la mano enfrente como de “Alto” de policía. También es super importante que no permanezcan con quienes les inducen, porque la presión de grupo les puede hacer caer. Y aún más importante que lo digan, porque si se quedan callados corren más peligro. El silencio es el mejor aliado del abusador y el peor aliado del abusado.
Que cuando nuestros niños se encuentren ante un problema grave, lo primero que piensen es ir a contarlo a nosotros los padres, confiandos que seremos todo oídos y que les apoyemos. Los niños son un objetivo de gente interesada en que se vuelvan adictos.
Aprovechemos cada escena de un drogadicto, tanto de la TV como de la vida real, para mirase ahí como espejo, a manera de estar adiestrados a saber responder y ponerse a salvo. Le dejo la siguiente frase para que reflexione: “Puedes encontrar el cielo, alejándote del infierno”.
Psicólogo clínico con más de 25 años de experiencia, docente universitario, escritor de temas de salud mental para la familia, la pareja y el niño. <strong>YouTube:</strong> Mil tips de Salud Mental y Escalón Infantil <strong>Facebook:</strong> Oswaldo Soto Psicólogo