Estamos a tan solo 29 días del 20 de agosto -segunda vuelta-, y por supuesto eso lo saben los serviles y quienes se niegan a abandonar su status quo, los que ven amenazada su placentera y modestia vida a costa del 60 y/o 70% de población pobre, desnutrida y analfabeta. Se aferran al discurso hipócrita que ha adormecido a los analfabetos políticos, siempre han dicho que, defenderán la soberanía del país, son pro vida, jamás aceptarían injerencia de otros países en nuestros asuntos, bla, bla y más bla.
Reitero, jamás se imaginaron que se les iba a colar alguien incómodo para ellos -sistema corrupto-, desde hace buen rato, pusieron a sus peones en cada lugar -Corte de Constitucionalidad, Corte Suprema de Justicia, Tribunal Supremo Electoral, Derechos Humanos, Colegio de Abogados y Notarios, Contraloría General de Cuentas, Universidad de San Carlos de Guatemala, entre otros- hago la aclaración, hay contadas excepciones entre las instituciones mencionadas, sin embargo, todo o casi todo, fue cooptado por el pacto de corruptos de una forma perversa que, el pueblo casi perdió las esperanzas de ver, la luz al final del túnel.
En la década de los ochenta, los guatemaltecos vimos por última vez, la forma abrupta de cómo los poderosos se pelean por llevarse nuestra riqueza, nuestros recursos naturales, nuestros sueños y nuestro futuro. Tres de marzo de 1982, Ríos Montt sacó del poder a Romeo Lucas García, so pretexto de elecciones fraudulentas, sin embargo, el 8 de agosto de 1983, surge otro movimiento castrense y da por finalizada la “gestión” de Ríos Montt y en su lugar llegó Mejía Víctores, esta vez, la “inconformidad” fue, la intromisión de la religión en los asuntos del Estado; bonito pretexto para cambiar de jefe, pero, la realidad era, el reacomodo de nuevos corruptos en el poder, para beneficiar a la clase dominante, la cual prevalece hasta nuestros días.
En ese tiempo, grandes líderes sindicales, cooperativistas, estudiantes de nivel medio y universitarios, periodistas, obreros, maestros, catequistas, etc., hicieron lo suyo para hacerle frente a tanta injusticia, robadera y desmanes a la población en general, de esa cuenta, la pobreza y desnutrición han sido el pan de cada día. Mi respeto y admiración a todos los caídos en esa lucha feroz por soñar un país mejor; mi solidaridad a las familias de todos los que ofrendaron su vida por usted y por mí.
Exactamente 40 años después del último golpe de Estado, siempre respaldado por militares, la clase dominante -económica, militar y religiosa- han estado propiciando un nuevo golpe de estado, ahora, ya no respaldado por militares, sino, por civiles serviles, así es, no escribí mal, CIVILES SERVILES. Qué vergüenza y asco, ver a personas que han sido beneficiadas con nuestro dinero para prepararse académicamente -egresados de la USAC- y con todo ese conocimiento, le dan una puñalada en la espalda al pueblo, ese pueblo que pagó sus estudios.
Los que descendemos y a mucha honra de los pueblos originarios, nos causa profunda extrañeza y quedamos atónitos al ver el actuar de uno de los nuestros -Curruchiche-, el Ajaw le concedió el privilegio de ayudar a su pueblo, sin embargo, este prefirió ser el PERFECTO ESCLAVO DE LA NOBLEZA. -El Fiscal Rafael Curruchiche: EL PERFECTO ESCLAVO DE LA NOBLEZA, escrito por Irmalicia Velásquez Nimatuj- . Hasta la fecha, a cumplido a perfección los caprichos de sus amos, y para ponerle la guinda al pastel, tiene la osadía de ser el alfil del golpe técnico de estado en pleno siglo XXI. Con una ceguera espiritual, legal y moral impresionante, sale a cazar a diestra y siniestra a todo aquel que se atreve a mirar de reojo a su amo, está dispuesto a perder su propia alma, con tal de dejar viva el alma de su amo. Qué guardián tan obediente y sumiso resultó.
Hay varios hermanos, hijos de nuestros ancestros que ocupan puestos claves e importantes dentro de la estructura del Estado, ojalá, den un paso al frente, y así estar del lado correcto de la historia y sobre todo, del pueblo originario el cual los vio nacer.
Reitero, no perdamos la fe, la esperanza y solidaridad, defendamos nuestra precaria democracia, y, si tenemos que salir a protestar, hagámoslo con inteligencia. Nadie nos va a rebatar lo que nuestros padres nos dejaron, ¡nuestra libertad!
Contador público y auditor, docente universitario y ex alcalde comunitario.