En Guatemala el Estado gasta más de lo que recibe en ingresos, y desde hace varios años se han gestionado una gran cantidad de préstamos a organismos internacionales para cubrir el déficit, pero, se desconoce si estos préstamos son ejecutados con eficiencia en cumplimiento a los objetivos o se convierten una fuga de recursos.
Un ejemplo del mal uso de prestamos es el que se realizó en el año 2009 con el Banco Interamericano de Desarrollo -BID- para apoyar “El Programa Mi Escuela Progresa” por ciento cincuenta millones de dólares para un periodo de 5 años, bajo la modalidad de préstamo en función a resultados. Este préstamo lo hizo el gobierno que estaba de turno en ese año para mejorar la cobertura de educación; mejorar los porcentajes de eficiencia en la educación; incrementar el aprendizaje de lectura y matemática; fortalecer la educación bilingüe; y, rescatar y mejorar la infraestructura educativa, todo esto se debía realizar en escuela de primaria.
El primer desembolso fue de treinta millones de dólares (aproximadamente 244 millones de quetzales), esto se ejecutó el 24% en gastos de funcionamiento dejando de ejecutar un 76% desde el 2009 al 2012, es decir en los 5 años en que debía ejecutarse el préstamo se ejecuto solo una parte del primer desembolso, pero además, para mantener disponibles los fondos que no habían sido desembolsados se pagó en concepto de comisiones de 8 millones de quetzales más los intereses de mas de 26 millones de quetzales.
Los resultados de este préstamo debían ser entre otros: construcción de 250 aulas en al menos 45 municipios de población indígena; que al menos el 60% de los docentes de las áreas rurales tengan educación bilingüe; reparación de 200 escuelas en al menos 125 municipios de población indígena; dotar a 870 escuelas en 45 municipios de bibliotecas escolares.
Otro préstamo mal ejecutado en ese mismo periodo es el que se contrató con el Banco Centroamericano de Integración Económica -BCIE- denominado Proyecto Vial Franja Transversal del Norte por un monto de 203 millones de dólares, de los cuales para el 2017 se habían desembolsado 1,423 millones de quetzales equivalentes al 88% del total, pero se habían pagado a ese año intereses por 475 millones de quetzales.
Al realizar un inventario de los préstamos que ha realizado el Estado para establecer si fueron ejecutados eficientemente se llegará a la conclusión de que la mayoría no cumplieron con los objetivos para los cuales fueron contratados, es más en la mayoría de casos ya no se pudieron pedir los otros desembolsos porque no se cumplió ni con la primera fase, pero, lo peor de todo es que se han pagado miles de millones de quetzales en concepto de intereses con los cuales de pudo haber hecho mas inversión.
Ahora que estamos a las vísperas de una segunda vuelta electoral, es inaudito, que el partido político que ya gobernó quiera nuevamente hacerlo sabiendo que la gestión financiera que realizó en el pasado fue desastrosa despilfarrando los préstamos y recursos públicos.