Guatemala o Quauthlemallan (lugar de muchos árboles) eres un país pequeño, pero con ciudadanos con un corazón grande. Todo lo que he hecho y hago, lo hago por ti, porque me has permitido ser lo que ahora soy. Agradezco al Dios de la vida tu existencia, y por haber nacido en tu seno. Cuando viajo por tus calles y carreteras, y percibo que quienes tienen que darte mantenimiento no lo hacen, porque han despilfarrado tus recursos en otras cosas, me duele y sufro por ti. Guatemala, te llevo en mi mente y en mi corazón, porque he nacido en tu seno.
Cuando acudo a una oficina pública o privada, y no me atienden bien, cuando veo y escucho a quienes quieren gobernarte con excelencia y no lo cumplen, cuando en tu seno la vida no se respeta, cuando tus ríos y volcanes se desbordan, y tus montañas se derrumban, pienso en ti. Cuando sufres, sufro; porque tú eres la razón de mis luchas y desvelos, eres la fuente de inspiración para seguir con la frente en alto; eres el motor que me mueve a actuar y no solo a hablar.
Como ciudadano sé que tengo mis errores, sé que te he fallado, porque no he aprovechado las oportunidades que me has dado para dar la cara por ti. Pero hoy quiero renovar mi compromiso contigo, un compromiso que tiene como cimiento el amor. Perdón por no amarte y cuidarte como debiera. Sé que te he abandonado.
Te abandono cuando no hago bien mi trabajo, cuando llego tarde a mi trabajo, cuando no estudio con responsabilidad, cuando no cocino con amor, cuando no cumplo lo que digo, cuando me fijo más en los desaciertos que en los aciertos; cuando no soy responsable en mi rol de estudiante, ama de casa, político, abogado, sacerdote, pastor, campesino…te hago sufrir.
Sé que tus montañas no quieren derrumbarte, ni tus ríos desbordarse, ni tus carreteras ser tapadas. Quiero aprender a interpretar ese lenguaje simbólico con el que tus volcanes, montañas y ríos desnudan tu vulnerabilidad. Ya no quiero mentirte, ya no quiero hacerte daño, silenciando la voz de quienes todavía tenían que darte mucho, pero que, a causa de la cultura de muerte, ahora descansan en tu seno. De hoy en adelante quiero verte mejor, quiero que ya no sufras más. Para salir del charco en donde actualmente te encuentras, requieres de ciudadanos que te amen, que su único interés sea servirte bien.
Querida Guatemala, hoy le pido a Dios que provea de sabiduría a quienes escriben y cantan, a quienes lloran y ríen, a quienes predican y oran, a quienes caen y se levantan, a quienes legislan y dictan sentencias, a pobres y ricos. Que hagan del amor y la justicia, la herramienta principal para hablar y actuar, para enseñar, para estudiar, para juzgar, para predicar, para orar, para redactar leyes, para dictar sentencias, para escribir canciones y para gobernar.
Hoy quiero amarte y respetarte. Quiero respetar tus símbolos patrios, tu himno nacional, tus tradiciones, tu cultura; pero sobre todo, deseo demostrarte mi amor “respetando la vida y la dignidad de la persona humana”, porque solo respetando la vida habrá más vida. Hoy quiero ser un símbolo de amor, de justicia y paz. Hoy quiero poner amor en donde hay odio, paz en donde hay violencia, orden en el desorden. Guatemala es tu nombre, te llevo en mi mente y en mi corazón, y no descansaré de rifarme el físico hasta que vea correr por tus venas el amor, la justicia y la paz.
Dios es el motor principal de mi vida, me gustan los retos. Soy amigo de la verdad y enemigo de la hipocresía.