La montaña, más que ser un accidente geográfico o una unidad geomorfológica, es para mí mucho más que una simple descripción de la naturaleza, es la expresión de la grandeza del creador plasmada en ella.
Gracias a la montaña he aprendido sobre humildad y conexión con el entorno natural, lo que me ha permitido conocer al creador de una forma más íntima, enseñándome que por más esfuerzo humano la verdadera belleza radica en la simpleza de las cosas.
A través de la montaña he descubierto que los limites y miedos se alojan en la mente y que con trabajo, esfuerzo y determinación puedes alcanzar los sueños.
En la montaña descubrí que no existe perfume que se compare con el aroma que emite ella y es en ella que están las formas y colores que nadie puede superar.
Su grandeza e imponente existencia habla mucho de mi existencia evidenciando mis miedos, mis grandes sueños, mis fortalezas, debilidades, limitantes, descubriendo nuevos horizontes y desafiando mis limitaciones.
Su poderosa presencia despierta sentimientos de admiración y asombro a quienes las contemplan y en más de una ocasión resultan ser la inspiración de metáforas y comparaciones que permiten ver más allá de física corpulencia soliendo convertirse en versos que trasportan a un mundo de belleza indescriptible.
La montaña es el lugar donde habita la presencia del Altísimo, siendo la esfera propicia en donde se fusionan las palabras del creador expresando su inmenso amor.
Y para todos aquellos que tienen esta particular atracción a las montañas se identificarán con mis palabras y concluir esta lectura se quedarán con ese sentimiento que transmiten todas las montañas.
A todos los montañistas ¡Feliz día!