Dentro de nuestra sociedad muchas veces encontramos un concepto muy idealizado de la maternidad, aquel que solo lleva felicidad, en el que decimos y escuchamos frases donde se asume que toda mujer que ha sido madre “debe” ser feliz, pues ya tiene hijos y se considera que los hijos son motivos suficientes para ser feliz.
Sin embargo, en esa fantasía de la maternidad nos encontramos que existen contextos donde esto no hace la norma, al estudiar lo que significa en la mujer la maternidad nos damos cuenta que esa fantasía de la “felicidad por el simple hecho de ser madre” no es una realidad. En el proceso de ser madre hay momentos donde las emociones distan un poco de la felicidad, hay miedo, enojo, frustración, tristeza, depresión, inclusive ira.
Hay poblaciones que se encuentran en un proceso de maternidad marcado por la violencia y entonces hablamos de las adolescentes menores de 19 años embarazadas en nuestro país, y hasta la última estadististica de abril del 2022 iban ya 2 niñas menores de 10 años embarazadas, si para una mujer que se considera adulta, es difícil enfrentar el proceso de los cambios físicos, emocionales, sociales y económicos a los que se enfrenta al ser mamá, reconocer el proceso en estas adolescentes es mucho más difícil.
Tengo la oportunidad de tener cercanas a algunas adolescentes menores de 14 años que han sido madres, ver la incertidumbre en sus rostros, el que a veces no entienden lo que les está pasando y verlas como niñas que aun necesitan ser cuidadas, como niñas que legalmente son pero dándoles la responsabilidad de la crianza de sus hijos, asumiendo que como ya pudieron quedar embarazadas ya están preparadas emocionalmente para enfrentar el reto de ser madres de crianza.
Ver en sus ojos la ilusión por jugar, por desprenderse de esta responsabilidad por un momento, de volver a soñar, de sentirse como me dijo una de ellas: “Doctora me veo siendo una mariposa, volando”, es tan difícil el acompañamiento de este tipo de maternidades.
Como sociedad tenemos un reto importantísimo ser apoyó para estas adolescentes que están enfrentando el proceso de la maternidad, a través de generar oportunidades de educación para ellas, donde se les pueda proveer instituciones que les apoyen en el cuidado de sus hijos, se les pueda inclusive dar algún recurso económico para ayudarlas a sobrevivir una maternidad donde la mayoría de las veces se enfrenta sola, sin la pareja, algunas inclusive sin la familia.
Brindar apoyo emocional permanente, pues no solo se deberían atender en el momento del embarazo y del parto, pues el reto de la maternidad es un continuo caminar, aperturar instituciones donde las adolescentes madres puedan tener grupos de apoyo, para poder hablar de la problemática que es para ellas ser madre a esas edades.
“Ningún lenguaje puede expresar el poder, la belleza y el heroísmo del amor de una madre” Edwin H. Chapin
Experta en sexualidad, derechos sexuales y reproductivos. Médica General, con especialidad en Ginecología y Obstetricia. Tiene una Maestría en Sexualidad Humana.