Se aproxima el Día del Maestro en Guatemala, por eso quiero rendirle un homenaje, a través de una reflexión acerca de su importante labor, con la cual contribuye al desarrollo de la niñez y juventud, para engrandecer a Guatemala.
En uno de los libros que recientemente leí encontré la expresión “sembrador de semillas”, y pensé que es un atributo propio del maestro.
Pienso, por un momento, en la noble tarea de sembrar semillas en el corazón y en la mente de los educandos. Imagino lo que conlleva esa acción. Doy alas a mi imaginación y me sitúo en el contexto de un labrador y en lo que significa para él la siembra, y luego, en el contexto de un maestro, que también tiene el compromiso de sembrar.
El labrador no se lanza a la siembra sin preparación, en http://www.huertolandia.com se explica que hay una época para preparar el suelo antes de sembrar las hortalizas. Se debe quitar la maleza y las malas hierbas, es esencial el aireamiento, mullido y allanamiento, sin olvidar el abonado del suelo, tareas indispensables para preparar el huerto para la siembra.
Y ahora me pregunto, ¿qué semillas debe sembrar un maestro? Respondo citando a Samuel Smiles, que escribió, “siembra un pensamiento, cosecha una acción; siembra una acción, cosecha un hábito. Siembra un hábito, cosecha un carácter; siembra un carácter, cosecha un destino”. Smiles recalca que se empieza con un pensamiento y se termina con una acción.
La poetiza chilena Gabriela Mistral era una maestra rural que amaba su trabajo. Escribió un Decálogo del Maestro, que se ha difundido ampliamente, porque es una herramienta para enderezar los pasos de los maestros. Lo cito textualmente, porque ayudará a sembrar buenas semillas.
1. Ama. Si no puedes amar mucho, no enseñes a niños.
2. Simplifica. Saber es simplificar sin quitar esencia.
3. Insiste. Repite como la naturaleza repite las especies hasta alcanzar la perfección.
4. Enseña con intención de hermosura, porque la hermosura es madre.
5. Maestro, sé fervoroso. Para encender lámparas basta llevar fuego en el corazón.
6. Vivifica tu clase. Cada lección ha de ser viva como un ser.
7. Acuérdate de que tu oficio no es mercancía sino oficio divino.
8. Acuérdate. Para dar hay que tener mucho.
9. Antes de dictar tu lección cotidiana mira a tu corazón y ve si está puro.
10. Piensa en que Dios te ha puesto a crear el mundo de mañana.
Y para seguir sembrando, no puedo dejar de mencionar a Luz Valle, autora del Himno al Maestro de Guatemala, composición literaria que encierra un programa de vida para todos los maestros guatemaltecos.
“Ser maestro es llevar en las manos
una antorcha de luz encendida
y llamar a los hombres hermanos
y llenar de grandezas la vida.
En el surco dejar la semilla,
que es amor en los predios humanos,
y lograr con palabra sencilla
que se alcancen los frutos lozanos.
Preparar el futuro risueño
de la patria en la paz de la escuela,
y soñar porque es noble el ensueño
cuando el hombre en sus ansias se eleva”.
Queridos maestros de Guatemala, ¡felicitaciones en su día! ¡Les deseo buena siembra!