Recientemente tuve la oportunidad de realizar una ruta muy bonita, un recorrido agradable, aunque siempre con su grado de dificultad, con vistas espectaculares, un atractivo del territorio, sus puentes colgantes para quienes van de paseo, pero recurso vital para los trabajadores del lugar.
En cada una de las rutas siempre aprendo lecciones que procuro a la vida aplicar, he conocido con puntualidad mis debilidades, las cuales convierto en oportunidades y de esta manera he conocido hasta mis miedos.
Todos llegamos a esta vida con propósito de trascender, no de manera competitiva, no se trata de ser mejor que alguien o llegar a tener más que alguien, sino simplemente transformarnos como seres humanos y procurar ser lo mejor se si mismos; leí recientemente una cápsula, el autor decía: “El peor error de Judas a la hora de traicionar a Jesús, fue no ir en dirección de la cruz, donde seguramente encontraría el perdón”, estás palabras hicieron click a mi corazón y me hicieron reflexionar.
Similar a esa ruta que recién realice, en la vida encontraremos situaciones similares a esos puentes quizá produzcan miedo, vértigo, incertidumbre, dificultad, pero debemos guardar la esperanza que llegan a nuestra vida con el objetivo de producir en nosotros cambios, sin embargo es necesario que pese a lo dificultoso que se un puente en nuestra vida lo importante siempre será poner nuestra vista en la Cruz y lo digo en forma analógica, ya que es el lugar más seguro donde encontraremos las mejores respuestas. ¡Cada puente es evidencia de una experiencia vivida!