Hay momentos en los que la mente se queda como una “tabula rasa”, como una hoja en blanco o como una mente en blanco. Algunos filósofos usan esta expresión para referirse al hecho de que el ser humano nace con la mente vacía y que todo lo va adquiriendo a través del aprendizaje.
En mi caso, quiero usar esta expresión de “tabula rasa” para referirme a esos momentos en los que nos sentimos como una hoja de papel en blanco, ya sea por cansancio o por situaciones personales de diferente índole.
En esos momentos en los que nos sentimos “en blanco”, no hay que perder la calma. A esa especie de vacío mental y/o emocional, hay que agregarle un poquito de silencio, para luego comenzar a ubicar nuevamente las piezas de nuestra vida. Y es que la vida es como un ajedrez, a veces algunas situaciones existenciales amenazan con quitarnos la paz y la serenidad interior; y si no nos ponemos las pilas, nos puedan dar jaque mate.
Es pedagógico, de vez en cuando, sentirnos como una “hoja en blanco”, porque ese momento puede ser el momento apropiado para aprender a manejar pensamientos y emociones. Ese puede ser el tiempo para reiniciarnos y retomar aquellas cosas de nuestra vida, que, por razones ajenas a nuestra buena voluntad, las hemos abandonado.
Cuando sienta esos vacíos mentales o bien existenciales, no se preocupe ni desespere, porque puede ser que ese sea el momento para volver a escribir nuevas experiencias en libro de la vida. La vida cada día nos da la oportunidad de escribir experiencias agradables y positivas en ese libro de la vida; pero esto depende de la actitud con la que se asuma la vida en ese preciso instante.
Independientemente de las razones por las cuales, a veces, nos sintamos vacíos en la vida, no dudemos de que ese puede ser el tiempo para agradecer a la vida y a Dios por todas las experiencias por las que hemos tenido que pasar; porque, ya sean buenas o malas, ambas son importantes para nuestro crecimiento personal.
No se asuste cuando “no sienta nada” por nada. A veces no se siente nada ni por lo bueno ni por lo malo. Simplemente estamos experimentando un pequeño impase (atasco) metal/emocional. Eso pasará pronto.
Sugiero que cuando estemos experimentando esos momentos de atasco mental o emocional, hagamos un pequeño proceso de introspección y reflexión, para encontrar las mejores salidas a eso que estamos viviendo en ese preciso instante. Si es cristiano, acuda a un diálogo interno/profundo con Dios; Dios le ayudará a clarificar ideas, emociones y sentimientos, y pronto saldrá de ese vacío existencial.
A algunas personas cuando se les interroga del por qué se sienten así, contestan: “no sé”. Pero ¿qué tiene? Y responden: no tengo nada. Pero ese “no tengo nada” significa “tengo muchas cosas de las cuales no quiero hablar”. Mientras duren esos “vacíos” no acuda al alcohol o a alguna otra sustancia que pueda afectarle y llevarlo a donde no quiere.
Los azotes de la vida tales como las enfermedades, las separaciones, los duelos, la muerte, etc., son algunas razones del porqué, de vez en cuando, nos sentimos “en la luna”, nos sentimos “en blanco”. Ojalá Dios nos conceda la gracia de sacarle el mejor provecho a esos momentos “en blanco” de la vida. Recordemos que estamos en tiempo de Adviento. Y el tiempo de Adviento es un tiempo para reflexionar y hacer cambios sustanciales en la vida. “Estar en blanco” no significa “estar muerto”; sólo es un momento que la misma vida nos da, para luego continuar nuestro viaje en esta aventura de la vida.
Dios es el motor principal de mi vida, me gustan los retos. Soy amigo de la verdad y enemigo de la hipocresía.