Esta semana un accidente segó la vida de 18 personas, que vivieron en condiciones precarias, ahogados por la pobreza, el olvido del Estado y la indiferencia de los guatemaltecos. Lo peor de ello no es como vivieron lo soy fallecidos, sino más bien, ¿cómo vivirán los niños y niñas que perdieron a una madre, un padre, y en el peor de los casos a ambos?
¿Cuál es la responsabilidad del Estado en esta tragedia?, algunos dirán que siempre se culpa al gobierno y las instituciones estatales, como si ellos fueran papá Estado. Acaso no se organiza el Estado para el Bien Común como lo dice la Constitución Política de Guatemala, también la carta magna establece que todos los guatemaltecos debemos contribuir, de acuerdo con nuestras posibilidades, el mantenimiento de dicho Estado. Lo anterior quiere decir, en palabras muy sencillas: los que gozamos de un nivel de vida regular a bueno, gracias a las oportunidades que da el Estado, debemos pagar impuestos, para que aquellos desfavorecidos, como el caso de los hoy fallecidos, recibas los servicios básicos mínimos que les permitan vivir igual o mejor que nosotros en las grandes ciudades.
Los habitantes de Conacaste, y en general la mayoría de habitantes de Jocotán viven en condiciones de pobreza y pobreza extrema. Y esto en definitiva es culta del Estado. De nada sirve que los ciudadanos trabajadores, profesionales, pequeños y medianos empresarios aceptemos las reglas del Estado, paguemos impuestos, si estos no llegan a los más necesitados.
La tragedia que deja hoy a muchos niños y niñas, huérfanos es responsabilidad total del Estado, y sus gobernantes. Los presidentes, entre comillas democráticos, no han designado recursos para ayudar a comunidades que durante décadas han vivido en condiciones deplorables. Y no se trata de creer que papa gobierno responda, es que esta obligado a responder, de lo contrario no tengamos gobernantes y vivíamos con nuestras propias posibilidades.
Si los gobiernos reciben recursos vía impuestos, no hay excusa para no designarlos a las personas más necesitadas. Es incomprensible que mas del 80% de los recursos se destinen a cubrir necesidades en la ciudad capital y en las ciudades grandes de este país. Y en esto somos cómplices los habitantes de estas ciudades, que pedimos calles asfaltadas, jardines, bulevares, pasos a desnivel, pensamos en nosotros únicamente, y con esto permitimos los actos de corrupción de las autoridades. Robó decimos, pero hizo algunas carreteras y obras en la ciudad, con esto justificamos el despilfarro de recursos, en tanto a pocos kilómetros de esas ciudades, los niños mueren de hambre, desnutrición, y los condenamos a una vida miserable.
Los programas sociales no llegan a comunidades como Conacaste, porque se los roban acá en las ciudades. Si no vean el programa que entrego sueldos a empleados de empresas privadas, muchos propietarios de esas empresas no pagan impuestos y se quedaron con esos recursos.
Hay mucho que reflexionar sobre nuestra condiciona humana y la complicidad con la corrupción, así como el abandono de millones de guatemaltecos. Claro que es responsable el gobierno de la tragedia, para eso está, y para eso le asignamos nuestro dinero en calidad de impuestos, no para hacer fiestas en cada inauguración tirando el dinero, o millonarias campañas de publicidad.
Ojalá reflexionemos, se viene un nuevo proceso electoral. Muchos de los que se postulan ya robaron en el gobierno, o son parte del grupo que lo ha hecho, corresponde a nosotros castigarlos votando por otras opciones.
Profesor universitario, académico, profesional de las Ciencias Económicas.