Recordemos que la salud no se refiere únicamente al bienestar físico; sino comprende el bienestar físico, mental y espiritual. La actividad física o el ejercicio juega un papel importante, no solo en la salud corporal de la persona, sino también en la salud mental. La actividad física, previene enfermedades cardiovasculares, metabólicas y sobre todo emocionales.
No necesariamente se requiere de varias horas en un gimnasio para considerar que se tiene una actividad física; la caminata, bailar, practicar algún deporte o actividades recreativas también son consideradas como ejercicio. La parte importante de este proceso, es que sea una rutina constante.
Muchas personas no inician una actividad física, porque consideran que es muy complicado acostumbrarse y adaptarlo a la rutina diaria. Es importante recalcar que con media hora de actividad física, todos los días, es suficiente para recibir los beneficios que este brinda, tanto en la salud física, como mental.
Por naturaleza humana, las personas pueden crear una rutina, para ello, deben realizar la actividad durante veintiún días, sin dejar días de por medio, y luego de este periodo se convertirá en un hábito. Para crear este hábito, se necesitará implementar otros factores como la automotivación y la fuerza de voluntad.
Entre las reacciones que el ejercicio genera en el cuerpo, se encuentra la liberación de endorfinas, también conocidas como hormonas de la felicidad. Esta es una sustancia natural producida en el cerebro durante y después del ejercicio que genera alivio del dolor, efecto de placer y sensación de bienestar. La deficiencia o ausencia de estas sustancias puede generar desequilibrio emocional.
Dentro de los beneficios de la actividad física para la salud mental está: el bienestar general, disminuye la depresión y la ansiedad, disminuye el estrés, evita el burnout, mejora el estado de ánimo, entre otros.
Otros factores que ayudan a mantener una mente sana son dormir bien y alimentarse de forma adecuada.