Ya el Tribunal Supremo Electoral, ha dado el banderazo de salida al próximo proceso electoral. Ya se ha iniciado la inscripción de candidatos; el 18 de marzo se cierra y a partir de tal fecha, principia el rompe y rasga, de la campaña electoral. Los nuevos electores y quienes no lo han hecho, tienen como límite hasta el 16 de febrero para empadronarse, participar como electores y la fecha anunciada para celebrar las elecciones, es el 16 de junio del 2019 en curso. El calendario está determinado y la mesa, está servida para que suspirantes y aspirantes a un cargo de elección popular, se lancen al ruedo. Desafortunadamente, este proceso electoral, se presenta en un momento de una convulsión y crisis política donde, aunque se insista en negarlo, la mayor responsabilidad, recae en dignatarios del gobierno actual. Basta repasar los acontecimientos registrados a partir de que el Presidente declarara non grato al Jefe de la CICIG y antecedentes de esta imprudente y mal asesorada disposición, para confirmar esta apreciación y, quien lo dude, solo necesita recordar todo lo acontecido y, en particular, lo vivido durante el tercer informe presidencial, especialmente los discursos de los presientes de los Organismos Ejecutivo y Legislativo y el desplegado de siete mil policías como una demostración de fuerza rodeando el congreso y dos cuadras adyacentes, lo que no resultó más que otra escena del programa “moralejas” y por sobre todo, una muestra más de debilidad y nulo respaldo popular, a la cúpula gubernamental. Respecto de esto último, no recuerdo que algún presidente en el mundo, incluyendo las grandes potencias mundiales, haya recurrido a tan provocativa, inadmisible e innecesaria y circense exhibición.
La baraja pues, está sobre la mesa; la sociedad, habrá de barajarla y repartir las cartas para ver quién, de los participantes en este juego electoral, es el afortunado con un ful de ases u otro resultado que lo acredite como ganador. La diferencia en las elecciones que se aproximan es que, como es de esperarse, lo relativo a los ganadores, no es cuestión de suerte (así ganaron muchos de los actuales gobernantes y por eso estamos como estamos) o al menos, no ha de ser así para que el triunfo no recaiga en defraudadores y portadores de otros males que afectan los intereses de los ciudadanos y favorecen intereses particulares como la experiencia lo demuestra. Y ante este panorama y juego de palabras, es necesario, indispensable, con responsabilidad, patriotismo, sentido crítico y hasta obligado (por decir lo menos) por las equivocaciones que nos han llevado a la crisis actual, ser cuidadosos en la selección del candidato por el cual emitir nuestro voto: para presidente y vicepresidente, diputados y alcaldes municipales. Guatemala cuenta con mujeres y hombres honrados, preparados, identificados (as) con los intereses del país y por, sobre todo, probos, honestos y transparentes; ojalá y los partidos políticos sepan seleccionar entre los buenos (de que los hay, los hay) y no se equivoquen nuevamente, como ha pasado en las pasadas elecciones, actual y anteriores administraciones.
Ya en una reflexión anterior, destacaba el calificativo popular que merece quien se tropieza varias veces con la misma piedra; también señalaba que olvidar el pasado, nos expone a que éste se repita. Si no queremos que la historia se repita, no nos equivoquemos votando por quien nos ofrece de todo y no cumple con nada y lo que es peor: traiciona al pueblo, resulta ser un corrupto más; cómplice de la corrupción y la impunidad pues, con honrosas excepciones, de este engaño, están llenas las experiencias electorales de eventos anteriores. Con disculpas por lo que talvez resulte grotesco, hay que recordar que a quien supone nos puede engañar con falsas promesas o siendo gavilanes se presentan como blancas palomas, hay que tratarlos como la mujer que le dice que sí a todos, pero solo se compromete con uno: a la hora de votar, hacerlo por el candidato cuyo perfil y antecedentes de probidad, honradez y transparencia, sea por alguien diferente a los que ya en el poder, traicionan a Guatemala. La perfección absoluta, no existe, pero todo, puede ser perfectible. Seguiremos con el tema.
Soy un profesional comprometido con la transparencia, la crítica y la propuesta, e identificado con los problemas sociales; los intereses y necesidades de los de a pie. / lufesaldy@hotmail.com