NUESTRA ÉPOCA
Los bibliotecarios de Estados Unidos la nombraron como la mejor novela del siglo XX, siendo la única obra de su autora en 50 años.
En 1960, una estudiante de derecho estadounidense, Harper Lee, publicó To kill a monckingbird, Matar a un ruiseñor; obra que le valió a la excéntrica escritora, entre otros premios, el Pulitzer de ficción en 1961. Llevada al cine en 1962 también tuvo éxito, con tres premios Óscar.
La historia, considerada una de las más importantes de las novelas antirracistas (en los últimos años fue prohibida en algunas escuelas de Estados Unidos por ser considerada “demasiado ofensiva para los niños”, El País, 2017) –típico de la sociedad actual, a la que le ofende más el discurso que los actos–, que promueve la justicia y la igualdad, plantea otros temas, que por ser subyacentes, por lo general no se incluyen dentro de las menciones habituales del análisis, pero que incluso siguen siendo actuales.
Quizá una de las principales sea la paternidad, un hombre, cuya esposa falleció, debe llevar su vida laboral como abogado y como padre de dos niños, para lo cual cuenta con la ayuda de una mujer que se encarga de los quehaceres de la casa, y debe lidiar con las necesidades de los niños a medida que crecen, sobre todo con el reto de educarlos según los valores morales en los que él cree. La niñez y el paso a la adolescencia es otro tema presente, retratado en uno de los personajes principales, que manifiesta los cambios emocionales y físicos propios de su desarrollo.
Aparece también una fuerte crítica hacia la educación, como un sistema que limitaba las capacidades y habilidades de los estudiantes en edad temprana, y una importante referencia respecto a la manera en que se puede aprender a leer.
Discurre por asuntos como la masculinidad y la feminidad, las injusticias en el sistema de justicia, la religión, los prejuicios, las normas sociales, el idealismo y la realidad, el misterio y la amistad. Pero uno de los puntos más álgidos se encuentra en el capítulo 20, cuando en su alegato –de merecida lectura–, Atticus Finch habla sobre la igualdad, y ataca la descontextualización de la frase “todos los hombres son creados iguales” (citando a Thomas Jefferson), en una ejemplificación que escandalizaría a muchos. Al no ser el propósito hacer una cita literal, la alocución concluye en que la única institución en la cual todos los hombres son iguales es ante la corte (tribunales de justicia).
Harper Lee falleció en febrero de 2016, pero su obra supero los 40 millones de copias vendidas, y sigue siendo una lectura recomendada.