En política, todo es posible y nada es casual: las casualidades, no existen en política y, menos, en los procesos electorales como medio para acceder a un cargo por elección popular, en la administración pública; de ejemplos, está lleno y los encontramos a lo largo y ancho de los pueblos que conforma el mundo. Las trampas e ilegalidades de todos los tamaños y sabores, existen; en mayor o menor cuantía, pero existen. Obviamente, en los países social, política y democráticamente desarrollados, pues las trampas casi no existen, pero existen.
También debe recordarse que aún existen las monarquías con poca participación política, pero como figura decorativa sostenida por el gobierno. También existen otras formas de gobierno, con forma de elección diferente e incluso, dictaduras con diferentes formas de democracia disfrazada. En fin, hay de todo para elegir a sus gobernantes y diferentes formas de gobernar, pero, hablar de procesos democráticos y químicamente democráticos, difícilmente los encontraríamos.
En este tema, donde más encontramos procesos viciados o trampas, también de todos colores y sabores, es en América Latina donde, Guatemala, es un “digno” ejemplo de alcanzar el poder, con trampas surtidas destacando la compra del voto, como en otras diferentes formas y falsas promesas, aunque muchos lo nieguen o no lo acepten. Precisamente, por ello, es que se llega al ejercicio del poder, en forma tramposa, con gobernantes que “legalmente”, ganan una elección, pero carecen del reconocimiento social y algo no menos criticable: en no pocos casos, los partidos políticos (que se cuentan por docena) promueven candidatos que, ya en el ejercicio del poder, no solo dejan mucho que desear, sino también carecen de la capacidad mínima necesaria para ejercer el cargo para el que han sido electos y, ya en el ejercicio del poder, defraudan al pueblo en general, y a los electores en particular.
Si tomamos nuestro tiempo para analizar el acontecer de quienes, han desfilado por el ejercicio del poder en Guatemala, entre lo decepcionante que han dejado los resultados en el ejercicio de los protagonistas que han pasado por el palacio Nacional, y orientamos nuestra atención al siglo pasado, encontramos lo que está tácitamente demostrado: solo la década de 1944 a 1954, se salva y, aún con los errores que pudieran señalársele, ha sido el que mayores beneficios, ha dejado al pueblo y sociedad de y en Guatemala. Desafortunadamente, la traición de algunos guatemaltecos y la intervención directa del gobierno Norte Americano en 1954, frenó al segundo de los dos mejores gobiernos que el siglo pasado y, en lo que va del presente, han gobernado en Guatemala.
A partir del derrocamiento de Jacobo Arbenz Guzmán (con justicia llamado El Soldado del Pueblo), la situación política, social y económica, cambia radicalmente en Guatemala: se alborota el panal de corruptos, muchos de los cuales, ha y siguen gobernando el país. Se abre el canal de la corrupción y principia a conocerse las diferentes formas de trampas, por parte de quienes buscan gobernar y adueñarse de los tres poderes del Estado, hasta alcanzar los niveles de descomposición política y escaso compromiso social, por parte de quienes han gobernado: desde la presidencia, pasando por el Congreso y las Municipalidades, hasta muchos otros servidores públicos del país que solo buscan enriquecerse y nunca, o casi nunca, buscan desempeñarse con honradez, transparencia, y el compromiso social que ofrecen como candidatos o aspirantes pero que olvidan cuando ya se encuentran, en el ejercicio del poder.
En la medida en que avanza el tempo, paralelamente, aumentan las trampas como método para triunfar electoralmente; que muchos candidatos hagan uso de estas trampas, ya no es nuevo ni novedoso. Lo único que cambia, son las formas; es más, hasta del narco tráfico como fuente de financiamiento electoral, se comenta. Ya se habla hasta de narco alcaldes y narco diputados, sin que el Consejo Superior Electoral, implemente medidas para investigarlo y castigar a los tramposos. A veces, este vacío, lo cubre el gobierno de Estados Unidos, como el caso de los ex candidatos presidenciales Manuel Baldizón y Mario Estrada, condenados por corrupto y narco y guardando prisión, en aquel país, mismo que también, por corruptos, dispuso que no pueden entrar a USA, los archíes corruptos Felipe Alejos ( líder del pacto de corruptos y bautizado por el caló popular como Feli-PILLO) y la ex diputada Delia Bac que aprovechó la diputación para enriquecerse (Prensa Libre del 29 de octubre/20) y, mafiosamente, que el Gobierno le construyera una carretera hacia su propiedad con un costo de casi dos millones de quetzales, a costillas de todos los guatemaltecos. Frente a estos atropellos y muchos casos de corrupción que ya se comentan dentro del actual gobierno, es de esperar que, la FECI, tome cartas en el asunto pues, de no hacerlo, el país podría encaminarse, desafortunadamente, a convertirse en un narco Estado. AL TIEMPO.
Soy un profesional comprometido con la transparencia, la crítica y la propuesta, e identificado con los problemas sociales; los intereses y necesidades de los de a pie. / lufesaldy@hotmail.com