Una sorpresa es “una alteración emocional por algo imprevisto o inesperado”, (Wikipedia 2020). Los efectos de una sorpresa pueden ser neutros, positivos o negativos. Por ejemplo, para la celebración de algún aniversario o cumpleaños, normalmente hay sorpresas, pero no todas son positivas. Posiblemente alguien esperaba la visita o un regalo, es decir, esperaba recibir una sorpresa positiva, y resulta que nunca la recibió.
Vale la pena pensar en cuántas sorpresas ha recibido en la vida. No importa si son positivas o negativas. Lo que importa es tomar conciencia de ellas, porque nos ayudan meditar y reflexionar sobre las razones por las cuales la vida nos sorprende en el momento menos esperado, tal como nos pasó este año con la pandemia del Coronavirus. De todas aprendemos. Si alguien que decía amarnos nos sorprende odiándonos ¡Algo hemos aprendido!
Pero ya sea que usted haya sido sorprendido o no, trate la manera de sorprender a quienes se relacionan con usted todos los días. Eso sí, haga el esfuerzo de que sean sorpresas positivas. De las sorpresas negativas se encargan los que no nos quieren. Como aquella mujer que pensaba que su esposo era el hombre más fiel, y de repente la sorprende con otra de la mano. De esas sorpresas no necesitamos.
Usted por el contrario, trate de repartir sorpresas extraordinarias en la vida. Visite a quien nunca ha visitado. Exprese ese amor que siente por ese alguien que ama, y a quien nunca se ha animado decirle nada. Sorprenda con el perdón, con la humildad y con el amor. Si le sorprenden con insultos y malas caras, usted sorprenda con buenas palabras y buen humor.
Yo he recibido muchas sorpresas de personas que me aman en mi vida. ¡Qué bonito se siente! He recibido buenas sorpresas de mis alumnos, exalumnos, de grupos parroquiales y de personas cercanas a mi vida. Pero también he recibido sorpresas con sabor amargo de quienes menos me imaginé. Pienso que le ha pasado lo mismo.
Pero la sorpresa más grande e importante que todos hemos recibido es la de haber nacido. El Dios la vida nos sorprendió dándonos esta vida, con la cual hemos disfrutado tanto. Dios nos sorprende cada día a través de personas que jamás pasaron por nuestra mente. Piense en las sorpresas que Dios le ha dado. Dios es quien nos manda las sorpresas más bonitas en los momentos más duros de nuestra existencia.
En el momento que menos nos imaginamos suceden en nuestra vida cosas jamás soñadas. Si la vida le ha sorprendido con sufrimiento, dolor, tristeza, depresión, pandemias y muchas penas, tenga paciencia, porque tarde o temprano la vida le sorprenderá con aquello que siempre le ha pedido.
Mario Benedetti decía: “es una lástima que no estés conmigo, cuando miro el reloj y son las seis. Podrías acercarte de sorpresa y decirme ¿qué tal? Y quedaríamos yo con la mancha roja de tus labios, tú con el tizne azul de mi carbónico”.
“Hoy recibí tu carta. La he leído con asombro, pues dices que regresas, y aún de la sorpresa no he salido. ¡Hace tanto que vivo sin sorpresas!”, (Evaristo Carriego).
La vida da sorpresas, sorpresas da la vida. Mientras viva sorprenda con palabras, gestos y acciones buenas a los seres que ama y están cerca de usted. Las sorpresas se dan en vida; y en mientras viva, sorprenda usted, antes de que la vida le sorprenda.
Dios es el motor principal de mi vida, me gustan los retos. Soy amigo de la verdad y enemigo de la hipocresía.