Los seres humanos, desde que nacemos, tenemos la oportunidad de trascender y ser seres de excelencia. Ser una persona de excelencia no significa ausencia de errores y debilidades; ser una persona de excelencia significa estar consciente de esa parte vulnerada desde la infancia e integrarla en nuestra vida de tal manera que no nos la pasemos culpando siempre a los demás, creyendo que “yo soy el perfecto y los demás son los mediocres”.
Una persona de excelencia es la que hace de sus debilidades y pecados, oportunidades para ser y hacer una mejor versión de sí mismos cada día más. Quien no aprende de sus errores y debilidades es un mediocre. Eso es lo que les hace falta a los políticos en la actualidad. Las últimas acciones que han realizado, pisoteando principios constitucionales, es una muestra de que su interior está lleno de podredumbre y maldad. Son funcionarios que actúan en base a presiones e intereses de grupos paralelos a este ente de justicia.
Esa mediocridad en la manera de proceder es notoria en otras instituciones privadas y públicas, religiosas y laicas. Hace falta transformar la personalidad de todas estas personas, de tal manera que desempeñen sus funciones con ética y siempre respetando el derecho ajeno. Puede parecer una utopía, pero si cada quien se lo propone, puede ser diferente para bien de quienes le rodean.
La vida siempre da oportunidades y hay que aprovecharlas cuando se tengan. Con prudencia y disciplina es posible ejercer de manera extraordinaria esos compromisos adquiridos. Hay momentos de oscuridad y tinieblas, instantes en donde uno no ve la luz del sol; pero, a veces, hay que pasar por esas situaciones para llenarnos de energía y emprender de nuevo el camino hacia la trascendencia.
Para transformar la realidad en la que estamos es indispensable dejarse transformar, no sólo por los conocimientos que se vayan adquiriendo en el ámbito académico, sino principalmente hay que dejarse transformar por Dios. Solamente él, con la anuencia nuestra, puede hacer una mejor versión de nosotros mismos.
Cuando uno, aún en medio de sus flaquezas, trata de hacer las cosas de una manera correcta, la vida nos sorprende. Nos sorprende a través de una buena oportunidad de trabajo, a través de la superación de una crisis por razones de enfermedad o de cualquier otra índole, a través de logros académicos y por medio de recompensas o pequeños premios muy significativos en nuestra vida.
Aproveche su vida para dejar un legado positivo en la mente de su gente. Sea un líder positivo. No manipule ni baile el son que le pongan. Vean el recuerdo que están dejando los funcionarios actuales. Que triste será para ellos ser recordados como los representantes de la falsedad y corrupción en Guatemala.
Que por nuestras acciones coherentes y justas la vida nos vaya premiando y sorprendiendo a lo largo del camino por el que actualmente estamos caminando. Y que nos sorprenda para bien. Esas bonitas sorpresas dependerán de lo que nosotros le demos a la vida. Por lo tanto, apostémosle lo mejor a la vida, para que ella nos devuelva lo mismo. Como humanos, nuestras debilidades nos harán caer de vez en cuando, pero hay que levantarse y continuar hasta la meta.
Dios es el motor principal de mi vida, me gustan los retos. Soy amigo de la verdad y enemigo de la hipocresía.