Hace siete años nació un medio de comunicación que rompió paradigmas y estereotipos tradicionales. En ese entonces, predominaban los medios tradicionales: prensa escrita, radio y televisión, difundidos en diversos formatos. La primera, impresa en papel, y los demás, en frecuencias de imagen y voz. Pero fue César Pérez Méndez quien tomó el impulso de caminar con paso firme hacia un trampolín y hacer un clavado al vacío en una piscina llena de sueños. Hoy en día, este medio es un líder en la región y en el país, siendo utilizado como modelo a seguir.
Tuve el gusto de conocer al fundador y creador de este medio de comunicación hace 12 años, en una gremial empresarial en la que compartíamos mesa directiva. Él era un alto ejecutivo de una filial de Prensa Libre, y yo comenzaba mis pasos en el mundo de la administración de negocios. Cuando nos acercábamos a intercambiar puntos de vista, había un factor común entre ambos: llevábamos en la sangre la pasión por la comunicación. Él, como director de un medio, y yo, como comentarista deportivo desde 1997, en mis años de juventud, cuando era estudiante universitario. Fue allí el comienzo de una relación que hasta hoy sigo manteniendo, colaborando con César desde el año 2014 como columnista de opinión en la sección de deportes, un proyecto que comenzó en el Mundial de Brasil 2014.
Hace siete años, ocurrió una transición: desaparecía un diario impreso y dejaba un vacío en la sociedad. Pero los lectores ya estaban listos para algo nuevo e innovador: un diario que todos los días les informara sobre el acontecer local, regional y nacional en un solo archivo. Fue el nacimiento de LA VOZ DE XELA, en un momento en que quizá muchos no creíamos en abandonar lo impreso, que ya venía en decadencia, para optar por tenerlo todo en nuestra computadora o teléfono celular, simplemente con la llegada de un mensaje de un archivo, además gratuito. Incluso, sin contaminar el medio ambiente con la utilización de más papel, que muchas veces proviene de árboles, con lo cual contribuíamos al cuidado y conservación del medio ambiente.
Un líder como César estaba firme en su nuevo proyecto: un diario digital, incluyendo la inserción de cada noticia en las diferentes plataformas de redes sociales existentes. Quizá muchos no creíamos en esas nuevas tendencias, pero el mediano y largo plazo le dieron la razón y, por ende, el éxito. A partir de allí, LA VOZ DE XELA se convirtió en un modelo a seguir y emular no solo en el territorio suroccidental, sino en todo el país y a nivel internacional. Fue un sueño hecho realidad: conquistar el mercado con una propuesta totalmente digital. Mientras otros estaban en esa transición y lo pensaban, César se lanzó con todo a aventurar y empezar de cero, lo cual le da un mayor valor. Esto significa que empezó con un solo seguidor, quizá él mismo, hasta llegar hoy en día a millón y medio de seguidores. Para una población como la del departamento, con casi 900 mil habitantes, esto significa que de esa misma Población Económicamente Activa (PEA), 271 mil 906 mayores de 15 años se informan a través de este medio tan importante, con seguidores de muchas partes del país y connacionales en el resto del mundo. Este medio, aparte de ser interactivo, contiene diferentes podcasts de varios tipos de programación para diferentes segmentos del mercado.
Lo último es comenzar las narraciones de los partidos de futbol de local del Xelajú MC, lo cual es un “hit” desde su primera transmisión, alcanzando a 235 mil personas y logrando un récord para este medio de comunicación innovador.
No me queda más que desearle a la familia de LA VOZ DE XELA que sigan cosechando éxitos, siendo innovadores en medios de comunicación en sus diferentes plataformas. Me enorgullece pertenecer a ese grupo selecto de columnistas de opinión que abarcamos diferentes tópicos de actualidad y que, a la vez, contribuimos a la sociedad aportando diferentes puntos de vista, muchas veces para auditar lo malo o para ser mejores personas en una sociedad ávida de guías o luces en estos caminos difíciles de la vida, en donde los principios y valores se han ido perdiendo en las nuevas generaciones.