¡Vanidad de Vanidades, todo es vanidad! ¿Qué saca el hombre de toda la fatiga con que se afana? (Cohélet 1, 1-3). En otras palabras, está diciendo que dodo es “vaciedad”. ¿Por qué nos fatigamos tanto y andamos con tantas preocupaciones por la vida? ¿Vale la pena todo lo que hacemos todos los días?
Por ejemplo, algunos políticos en el mundo, como Putin y Daniel Ortega, sólo por citar dos ejemplos, están empecinados en atacar y atacar. Este hombre que tenemos aquí cerca de Guatemala se cree invencible, el todopoderoso. El poder los ciega y les impide tomar conciencia de que tarde o temprano pagarán todas las injusticias que actualmente están cometiendo. Pero mientras, se afanan en destruir a sus naciones.
Casi lo mismo sucede en Guatemala. En este país hay algunos grupos que forman el llamado pacto de corruptos, que se han dedicado a atacar y a perseguir. Son incapaces de reflexionar un poco sobre su proceder y no caen en la cuenta que “a todo coche le llega su sábado”, porque la vida es efímera y el poder es temporal. Hoy lo tienen, pero mañana ya no lo tendrán. ¿Por qué actúan de esta manera?
En otros espacios de la sociedad hay personas que tienen poder y lo utilizan para humillar y tratar mal a sus súbditos. ¿Por qué lo hacen? ¡Y algunos son líderes religiosos!
Por otra parte, a los hombres y mujeres comunes y corrientes, la ansiedad y el estrés nos está pasando la factura. Nuestra incapacidad de manejar bien el estrés nos convierte en personas bravas, soberbias y arrogantes. El estrés diario nos roba la paz, la serenidad y la fraternidad de la vida. El estrés no nos permite tener una buena calidad de vida y terminamos enfermos.
Jesús nos enseñó a no angustiarnos y preocuparnos tanto por la vida. Nos dijo que, si Dios se preocupa por los pájaros y los lirios del campo, pues también se preocupa mucho más por nosotros que somos sus hijos. No tenemos por qué angustiarnos tanto por el mañana. Hay que confiar en la divina providencia, puesto que Dios jamás nos dejará solos.
Con esto no estoy diciendo que la vida no tenga sentido o no valga la pena. Vale la pena vivir, y la vida vale la pena. Todos los que hacen el mal y los que viven tramando el mal para sus semejantes, tienen que tener claro de que la vida pasa como una nube; que la vida es fugaz, que la existencia es fugaz. Hoy estamos y mañana ya no. Esto es lo que tienen que entender los que se dedican a perseguir, a atacar y hacer daño. Y los que vivimos estresados y angustiados por lo que nos ha pasado, lo que nos pasa o por lo que nos puede pasar mañana, tenemos que entender que la vida pasa como un rayo.
Por lo tanto, hay que aprovechar esta vida humana para relacionarnos bien con los demás, usar los puestos y el poder que tenemos para servir a los otros, tenemos que usar ese negocio o esa empresa para prestar un servicio de calidad a nuestros semejantes. En esta vida nada dura, todo es vanidad: el sale y se pone, el viento va cambiando de dirección y nunca está quieto, los ríos van al mar y el mar no se llena. No haya nada nuevo bajo el sol (Qohélet, 1, 4-9).
El hecho de que la vida vaya rápido y que las canas estén en el horizonte de nuestra vida, no significa que la vida no tenga sentido. Como la vida es breve, tenemos que aprovecharla para ser felices y amar sin medida. Para quienes creemos en la vida eterna, el hacer lo correcto en esta vida nos llevará a la vida eterna.
Dios es el motor principal de mi vida, me gustan los retos. Soy amigo de la verdad y enemigo de la hipocresía.