La decisión del presidente Trump, de reconocer a Jerusalén como capital de Israel y trasladar a dicha ciudad la embajada de los Estados Unidos, ha desatado una serie de comentarios en el mundo: unos a favor y otros en contra. El presidente de Guatemala, con extraña prisa, dispuso imitarlo, para ser así, el segundo presidente que adopta idéntica disposición. Frente a quienes han manifestado su oposición a esta disposición, el presidente y la ministra de Relaciones Exteriores, Sandra Jovel, siguen argumentando que no hubo presión (entonces es entreguismo), que esta es “una decisión soberana del Estado de Guatemala”. Lo que dolosamente no reconocen es que en casos como este, institucionalmente, no se está actuando sino por la voluntad personal de quien es el presidente; también olvidan deliberadamente que Guatemala no es de su propiedad, que Guatemala es de todos y somos todos; que en asuntos de tanta trascendencia como el que nos ocupa, mínimamente, se obliga el presidente a consultar al pueblo (valga recordárselo), que es quien lo eligió, su patrón, y quien con sus impuestos les paga los ofensivos ingresos que obtienen.
Para quienes no tienen memoria, la perdieron y quieren recuperarla, o que por su generación lo ignoran, hay que recordar que en 1994, el entonces presidente de Guatemala, Ramiro de León Carpio, pretendió trasladar la embajada a Jerusalén, pero la indignación y el rechazo nacional e internacional se lo impidieron; tuvo que dar marcha atrás y revertir la imprudente disposición; esta reacción en el país, y la proveniente del exterior en ese entonces, confirma lo expresado en líneas anteriores: el pueblo es quien manda y si se le consulta, puede confirmar o revertir una disposición acertada o equivocada, entreguista y precipitada; no pueden ignorarse ni vaciarse en saco roto disposiciones equivocadas, pues puede provocarse, como resultado de la imprudencia, el rechazo generalizado dentro y fuera del país. Que insistentemente se venga señalando esa equivocada pretensión, no es capricho ni deseos de fastidiar; es una respuesta racional frente a una disposición irracional que contradice los acuerdos tomados mayoritariamente en las Naciones Unidas y que, independientemente de intereses creados, solo un sociopolítico neófito puede calificar como procedente.
En cuanto al caso que se viene comentando, con respeto a la institución, además del mal desempeño en el cargo, la ministra de Relaciones Exteriores deja mucho que desear y ha equivocado el camino: el Ministerio de Relaciones Exteriores es la institución del Gobierno de Guatemala que nos representa ante los demás países de mundo, dirige y regula cuanto se relaciona con la política exterior; el discurso de la titular, su actuar y hasta su presentación personal, son un espejo en el desempeño del cargo (¿?). Si su postura es por presión, ya la exministra de Salud puso el ejemplo de renunciar por dignidad.
Ante las reacciones, tanto internas como externas que vemos, y muchas más que se esperan caben, de las tantas que procederían, dos preguntas: ¿Quién manda en Guatemala?, y si quien se supone manda, ¿estará respondiéndole al país conforme los electores y las necesidades de la sociedad lo esperan y siguen esperando? En los resultados de los dos años que lleva la actual administración gubernamental y en la opinión que cotidianamente escuchamos, vemos en los medios de comunicación y expresiones ciudadanas, encontramos la respuesta. En cuanto a los que ejercen el poder tras el trono, se especula y comenta insistentemente que quienes mandan en Guatemala son el alcalde de la ciudad capital y el grupo de militares que impulsaron la candidatura del hoy presidente de la República.
En todo caso, si al presidente le interesara saber cuál es el sentir nacional que se tiene del gobierno y su gestión en tal sentido, bastaría con levantar una encuesta confiable sobre estudios de opinión y análisis político en Guatemala. Los resultados serían importantes: para su administración y para la sociedad.
Soy un profesional comprometido con la transparencia, la crítica y la propuesta, e identificado con los problemas sociales; los intereses y necesidades de los de a pie. / lufesaldy@hotmail.com