Recién se han celebrado y rememorado mucho de cuanto a ello corresponde, de la histórica Revolución del 20 de octubre del año 1944; digo histórica porque en la historia política de Guatemala, en su injusta interrupción, surgieron acontecimientos, tanto en su origen y nacimiento, durante su vigencia e interrupción por la descarada y abierta intervención del gobierno norte americano que, con la complicidad, participación y traición de malos guatemaltecos (que siempre ha habido, hay y habrá), la entonces Organización de Estados Americanos, el gobierno de Honduras y otros gobiernos presididos por dictadores en países de América Latina, todos en esa época, derrocaron al gobierno constitucional presidido por el entonces, Capitán Jacobo Arbenz Guzmán, conocido con toda justicia como EL SOLDADO DEL PUEBLO.
Mucho se ha escrito, se escribe y se seguirá escribiendo sobre este acontecimiento y prueba de ello, es el anunciado libro del escritor y Premio Novel de Literatura Vargas Llosa y otros escritos que habrán de publicarse más adelante, además de las menciones que habrán de hacerse en los cursos de historia en donde, en los programas oficiales de educación, no se hace justicia al abordarla –si es que se aborda- muy brevemente, matizarla con ideología mal sana o ignorarla por también, orientación ideológico-gubernamental. Afortunadamente, existen personajes conscientes que reivindican a la Revolución de Octubre del 44 y hasta documentos vivientes que se encargan de diferenciar la historia verdadera, de la historia oficial.
El General Jorge Ubico, después de gobernar como buen dictador durante 14 años, recibió una carta pidiéndole la renuncia con 311 firmas entre las que se incluían, algunos conocidos y amigos suyos. Frente a la oposición e inconformidad social que iba en aumento, tuvo la dignidad de renunciar: delegó el cargo en un triunvirato de militares encabezado por el General Federico Ponce Vaides, quien resultó quedándose en la presidencia y quien no resistió la tentación de seguir en el cargo postulándose como candidato oficial, en las elecciones que se habían ofrecido realizar, después de la renuncia de Ubico.
En los pocos días que Ponce ejerció el poder, como aprendiz de dictador, reprimió al pueblo y, la gota que derramó el vaso, fue el asesinato de Alejandro Córdoba, director del periódico “El Imparcial”, que era el más importante en el país. Esto aceleró el movimiento popular que culminó con el derrocamiento del general Ponce y el surgimiento de un triunvirato integrado por un civil, y dos militares: Jorge Toriello como civil, y Jacobo Arbenz Guzmán y Francisco Javier Arana, como militares. Se convoca a elecciones y resulta electo el Dr. Juan José Arévalo Bermejo, como presidente, por seis años; en las elecciones siguientes, resulta electo Jacobo Arbenz Guzmán, quien gobernó solo cuatro años porque fue derrocado por el militar Carlos Casillo Armas, quien jefa turaba el movimiento integrado por mercenarios nacionales y extranjeros, dirigidos y financiados, por el gobierno norte americano.
Terminan así, los diez años de gobierno de la Revolución de octubre de 1944: terminan así, lo que se conoce como LOS DIEZ AÑOS DE PRIMAVERA, EN EL PAÍS DE LA ETERNA DICTADURA, justo calificativo por la obra económica, política, social y cultural, realizada en esos diez años, tiempo en que, dicho sea, con pleno reconocimiento, se gobernó con honradez, transparencia y resultados positivos en bien de las familias guatemaltecas, como ningún otro gobierno lo ha hecho durante más de seis décadas, hasta finales de presente año de 2019, incluyendo el actual gobierno que está por finalizar.
Sería un sacrilegio socio-político y cultural, comparar los logros alcanzados en la década de 1944 1954, con los siguientes gobiernos, hasta la fecha; con honrosas excepciones (en personajes, acciones y obras), sería tanto como comparar, guardando las proporciones en tiempo y espacio, 10 años de desarrollo, con 65 años de decadencia gubernamental. Eso no impide comparar los logros heredados de los gobiernos de Arévalo y Arbenz, con los gobiernos que se han sucedido, de 1954, al presente año de 2019.
Para ilustrar este acierto, solo se mencionan algunos de los logros (que no se pueden ignorar) y que merecen un reconocimiento de quienes estamos del lado de la verdadera historia y no de quienes, por razones ideológicas o intereses particulares, se acomodan del lado de la manipulación social, política y la deformación de la historia. Escuelas Tipo Federación, derecho del voto a la mujer, autonomía universitaria y autonomía municipal, libertad sindical, código de trabajo, dignificación del magisterio, el seguro social y los últimos logros: Ley de Reforma Agraria (Decreto 900), Carretera al Atlántico, Jurún Marinalá y otras más, mucho más que rompían los paradigmas de la dictadura, el sometimiento y entreguismo a los gobiernos del imperio norte americano, más lo que se deja de mencionar y, que abrían el camino para pasar, del atraso, a la defensa de la dignidad y el buen vivir, de los guatemaltecos.
Soy un profesional comprometido con la transparencia, la crítica y la propuesta, e identificado con los problemas sociales; los intereses y necesidades de los de a pie. / lufesaldy@hotmail.com