En realidad, la frase “MÁS LA NECIA CON SUS MANOS LA DERRIBA” nos ilustra a una persona -en este caso- una mujer, con demasiada soberbia, falta de inteligencia o de razón. La palabra necia, el diccionario de la lengua española, la define como ignorante, terco, tonto, bobo, inepto. Es que, qué persona, qué ser humano tendría tanta pobreza intelectual y tanta carencia de amor propio, que ella misma con sus manos echara a tierra su casa. Es algo espantoso, fuera de la común.
Desde la antigüedad -bíblicamente hablando- han existido personas necias, Sansón, por ejemplo, insensatas, digamos que, desde el punto de vista espiritual y moral, son personas que niegan la existencia de Dios -su testimonio, la delata-. Es imposible vivir o convivir con una persona rencillosa, que siempre está buscando pleito, insatisfecha, hacedora de controversias, en fin, su mente, cuerpo y espíritu siempre procura iniquidad.
En ese orden de ideas, imaginémonos a una persona con características de necia, gobernando, impartiendo justicia o velando por el estricto cumplimiento de las leyes del país, la preservación del Estado de derecho y, sobre todo, el respeto a los derechos humanos. Tener a una persona necia, en eminencia, sería un insulto a nuestros principios y valores.
Sin el ánimo de ser mala gente -así decían nuestros abuelos, cuando se rebasaba los límites de la moral- pero, la señora fiscal general y jefe del ministerio público -todo con minúscula-, ya está rebasando los límites de la tolerancia y se percibe un ambiente turbio y presencia de espíritus chocarreros. No es posible que, hayan pasado más de doscientos días en que dejó la presidencia el señor Alejandro Giammattei y Miguel Martínez -pareja de Giammattei- y los buenos oficios del MP brillan por su ausencia, no hay una investigación técnica y legal para establecer la veracidad de las denuncias presentadas en el caso de vacunas contra Covid 19, un solo caso menciono acá.
Cómo es posible que, los representantes legales de las dos empresas que construyeron el Libramiento de Chimaltenango fueron condenados con tres años y cuatro meses de cárcel conmutables a razón de Q 5.00 diarios por hallarse culpables como defraudadores en dicha construcción. El costo de la obra fue de 528 millones 600 mil quetzales, y hasta la fecha, se sigue cayendo a pedazos dicha construcción. Acaso el mp de Consuelo Porras hizo hasta lo imposible para apelar dicha sentencia. José Benito -exministro de MICIVI- otro vinculado a esa robadera, goza de libertad condicional, aun cuando se sabe que, él fue el de los 122 millones de quetzales encontrados en una casa en Antigua Guatemala. Consuelo Porras, usted es inepta en ese cargo. Usted, con sus manos, está derribando su casa.
Muchos decimos, Dios sabe cómo hace las cosas. Hoy, 8 de agosto, llegó al país Luis Rabbé -político a la usanza guatemalteca-, se fugó del país exactamente hace ocho años -agosto 2016-, de acuerdo a las investigaciones de la FECI -con mayúscula-, este personaje nefasto para nosotros los de a pie, -fue ministro de MICIVI y presidente del Congreso de la República-, delinquió en el caso conocido como Plazas Fantasmas del Congreso. Por supuesto, ahora que el mp de la señora está al servicio de la corrupción, ni lerdo ni perezoso, viene a “entregarse a la justicia” para “limpiar su nombre”. Pero, qué coincidencia por Dios, un día antes de la llegada de Rabbé, -ayer- Consuelo Porras llega al Congreso de la República para efectuar diligencias por caso de contratación de personal temporal, es decir, plazas fantasmas. Consuelo Porras, y ¿para cuándo atenderá las denuncias presentadas por los ministros y el propio presidente de la república?
Definitivamente, como hijos de Dios, medianamente temerosos de Dios, tenemos un propósito de vida, nos mueve una convicción de hacer el bien, de luchar por el bien. Parafraseando las recomendaciones del apóstol Pablo a los tesalonicenses: Dios quiere que no seamos corruptos, que practiquemos la honestidad para que nadie nos avergüence, debemos compartir con nuestro prójimo, lo poco o mucho que tenemos, debemos ser tolerantes, solidarios y, sobre todo, decentes, procuremos siempre, hacer el bien.
Contador público y auditor, docente universitario y ex alcalde comunitario.