Infraestructura vial para la competitividad, una necesidad desatendida».
En esta ocasión, motivado por la probable reducción del presupuesto asignado para obras de infraestructura vial, que sabemos repercutiría directamente en la productividad de nuestro país, quiero retomar nuevamente el tema de la competitividad nacional; principalmente, para analizar lo que a mi parecer estamos haciendo mal.
De acuerdo a la última medición —2017— realizada por el Foro Económico Mundial en materia de competitividad, observamos que Costa Rica y Nicaragua avanzan positivamente; mientras que, el resto de naciones centroamericanas retroceden con mediciones que requieren de atención inmediata.
Recordará usted que, de 137 países evaluados globalmente, Costa Rica lidera el ranking centroamericano, ocupando la posición 47; seguida por Panamá en el puesto 50, Guatemala en el 84, Nicaragua en el 93, Honduras en la posición 96 y El Salvador en la 109. Es importante resaltar que, aunque Nicaragua está después que Guatemala, este país, respecto a la medición de 2016, mejoró 10 puestos, y Costa Rica siete. El resto de naciones hemos retrocedido, Guatemala perdió seis posiciones, ocupando actualmente el puesto 84 de 137 naciones.
El Foro Económico Mundial define a la competitividad como “el conjunto de factores, políticas e instituciones que determinan el nivel de productividad de un país”.
¿Qué estamos haciendo mal?
A mi parecer, Guatemala tiene la receta para avanzar hacia mejores niveles de competitividad; sin embargo, estamos retrocediendo, dado que no hemos seguido adecuadamente las instrucciones.
La administración de la competitividad en un país requiere atender tres áreas específicas, y en el orden siguiente: (1) Requerimientos básicos para la competitividad, (2) Potenciadores de eficiencia, y; (3) Factores de innovación; siendo cada área imprescindible para la competitividad nacional. Es importante hacer mención que estas tres áreas se subdividen en 12 pilares.
La infraestructura vial es uno de los pilares que integran a los requerimientos básicos, entendiéndolos como aquellos elementos imprescindibles que crean las condiciones necesarias para aumentar la productividad.
Sabemos que la infraestructura vial es indispensable para el desarrollo económico, tanto local como nacional; dado que facilita a los guatemaltecos el acceso a actividades económicas, reduce costos logísticos al emprendedor, permite a los guatemaltecos en general el acceso a servicios básicos, fomenta la inversión extranjera y doméstica, fomenta el turismo. Estoy seguro que usted encontrará otros beneficios de contar con infraestructuras adecuadas.
Por su importancia, cito literalmente a la Política Nacional de Competitividad, en lo siguiente: El índice de Competitividad Global “otorga una puntuación a la infraestructura total del país de 51.42 sobre 100, a la calidad de las carreteras 48.57 sobre 100, a la infraestructura aérea de 55.71 sobre 100, a la infraestructura portuaria de 52.85 sobre 100 y al suministro eléctrico de 81.42 sobre 100 (World Economic Forum, 2017). Estas cifras evidencian las graves deficiencias en el tema, los cuales requieren de atención para evitar que este pilar constituya una limitante para el desarrollo económico del país”.
Si finalmente la reducción de 110 millones de quetzales al presupuesto de infraestructura se da, ojalá que sea invertido (no gastado) en otros elementos que promuevan el desarrollo de los guatemaltecos. Si se destinan a educación, ojalá que sean invertidos para mejorar los niveles de calificación en matemáticas y lectura de los estudiantes, y también para capacitar a los docentes. Cabe mencionar que la mayoría de docentes que se han sometido a evaluaciones diagnósticas han obtenido calificaciones desalentadoras, muy similares a las obtenidas por los alumnos.
Cierro mencionando que, a mi parecer, nuestro país no avanza en sus niveles de competitividad; por el contrario, retrocede, dado que estamos desatendiendo esos requerimientos que se consideran básicos para nuestro crecimiento, entre ellos: la infraestructura antes mencionada, la educación primaria, el fortalecimiento de las instituciones —principalmente las públicas— y el acceso a sistemas de salud adecuados para los guatemaltecos.
Contador público y auditor, profesor universitario, consultor empresarial y voluntario en desarrollo económico local y competitividad.