La boca habla de lo que existe en el corazón. Normalmente la conducta presente es una proyección de la interioridad. Lo que una persona expresa a través del lenguaje es expresión de su interioridad. De ahí la importancia de estar bien a nivel de conciencia, para que nuestras obras concretas sean buenas.
Para mejorar la dimensión interna de la persona, se requiere de un buen examen de conciencia. Se entiende por conciencia como la “Vox Dei o voz de Dios”, (San Agustín). El examen de conciencia es caer en la cuenta, de que dentro de mí hay emociones y sentimientos que no siempre son constructivos y edificantes. En muchas ocasiones, aunque no utilicemos el lenguaje hablado, dentro de nosotros hay odios, rencores, envidas, etc. que no nos permiten tener paz interior.
Por lo que vale la pena hacer un alto en la vida, y examinar nuestro interior, para reconocer y ponerle nombre a ese montón de basura existente dentro de nosotros. Por ejemplo, cuando alguien critica y juzga a los demás, utiliza el lenguaje para socializar con los demás lo que él o ella piensa acerca de su víctima. Pero en la mayoría de ocasiones no le consta lo que afirma; sólo son rumores o suposiciones que le han llegado a su mente, y en base a eso comienza a hablar e inventar cosas falsas.
Esas suposiciones le hacen mucho daño a la pareja, a la familia, a los grupos y a las instituciones. Por lo que antes de hablar acerca de algo o alguien, deberíamos de preguntarnos si nosotros tenemos la solvencia moral para expresar semejantes cosas. Esa toma de conciencia sirve precisamente para eso: para no caer la calumnia y en el chisme.
¿Cómo está su interior? ¿De qué tiene que arrepentirse? ¿Cree que los demás son más diablos que usted? Y si es cristiano, ¿cree que es justo inventar cosas que no le constan de los demás? En la Iglesia Católica, comenzamos la misa con el “acto penitencial”, y el sacerdote comienza diciendo: “para participar dignamente en esta celebración, reconozcamos ante Dios nuestros pecados”. Y se hace este acto penitencial, precisamente para tomar conciencia de que somos pecadores y que necesitamos el perdón de Dios.
El reconocer nuestras faltas, es un buen comienzo para evitar hablar mal de los demás. Es una debilidad humana el hablar mal de los demás. Pero antes de hablar mal piense en que usted muchas veces está peor de quien critica. Este examen de conciencia es una buena herramienta para ya no ser tan duros y mala onda con los demás. Tachamos a los demás de adúlteros, mentirosos, infieles e hipócritas, pero la mayoría de las veces nosotros somos eso que afirmamos de los demás.
Un buen examen de conciencia puede ayudarnos a tener paz interior y a tener mejores relaciones interpersonales en la familia, en los grupos y en todo tipo de instituciones. Pero para reconocer que nosotros somos peor que los demás necesitamos una pequeña dosis de humildad. La arrogancia y la soberbia son las perores enemigas de la santidad de vida.
Nunca es tarde para renovar nuestro interior y comenzar a producir buenos frutos. Nunca es tarde para hacer un buen examen de conciencia y así disminuir nuestra maldad hacia los demás. Esto es importante hacerlo, porque nunca hay que olvidar que la vida da tantas vueltas, y que tarde o temprano la vida nos devolverá lo buena o mala onda que hayamos sido con nuestro prójimo, ya sea desde un puesto público o desde ese lugar que ocupo en mi familia y/o institución. La sociedad está un poco de cabeza porque hay cientos de miles que ya no la tienen. Pero para quienes aún la tenemos, que el examen de conciencia sea el inicio de un cambio de vida integral.
Dios es el motor principal de mi vida, me gustan los retos. Soy amigo de la verdad y enemigo de la hipocresía.