No es lo mismo votar por una persona para un cargo público, que elegirla por determinados atributos”.
En enero del año entrante, el Tribunal Supremo Electoral deberá convocar a elecciones generales y diputados al Parlamento Centroamericano, para realizarse en junio. Las elecciones generales comprenden la elección de presidente y vicepresidente de la República, diputados al Congreso de la República y corporaciones municipales. Eso significa que en menos de un año ya sabremos quiénes ocuparán esos cargos públicos para los siguientes cuatro años.
Pareciera que falta mucho tiempo para el proceso electoral, pero no es así, porque las agrupaciones políticas ya están evidenciando algunos movimientos, sin que ello aparentemente pueda ser considerado como actividades de propaganda anticipada o ilegal. Tomando en cuenta que como ciudadanos tenemos derechos y deberes inherentes como: elegir y ser electos, ejercer el sufragio, optar a cargos, velar por la libertad y efectividad del sufragio y la pureza del proceso electoral, por mencionar algunos, es importante que desde ya le demos un seguimiento con la seriedad del caso al proceso de elecciones, aunque no haya aún una convocatoria del TSE, porque de hecho el proceso ya inició.
En lo que va del siglo XXI hemos sido testigos de la clase de personas que han llegado a ocupar los cargos por elección popular, un expresidente condenado en el extranjero, dos siendo procesados por diversos delitos y el actual que no encontró norte sobre cómo gobernar y evitar que el país cayera en la crisis política que enfrenta. De los diputados al Congreso no se puede decir casi nada bueno, porque su mayor preocupación ha sido proponer leyes que consoliden la impunidad; en cuanto a las corporaciones municipales me referiré a la de Xela, como una de las más mediocres que el municipio ha tenido en toda su historia. ¿Qué significa eso? ¿Nos hemos equivocado o es el sistema que está diseñado para que así suceda? Probablemente se deba a ambas.
En cuanto al sistema, como está plasmado en las leyes, particularmente, la Ley Electoral y de Partidos Políticos, nos deja muy poco margen para elegir u optar a cargos y ser electos por ejemplo, porque lo que priva es el poder económico y el clientelismo. Mientras eso no cambie, nuestra democracia no se consolidará, porque serán siempre los mismos quienes se repartan el poder y no el soberano, que es el pueblo. Creo que en ese sentido se requieren reformas profundas en la Constitución Política y una nueva ley electoral. Pero, lo que tenemos vigente es lo que regulará el proceso de elecciones del próximo año. Muy posiblemente tendremos un presidente y vicepresidente con escasa legitimidad, diputados que nadie sabrá cómo fue que ganaron la elección, además de ser desconocidos. Probablemente podamos incidir un poco en la elección del alcalde municipal, por ser un funcionario local, no así en la conformación del Concejo, que dependerá del número de votos que obtenga cada agrupación participante.
Como ciudadanos, pero no solo por ser mayores de 18 años, sino por ser sujetos de derechos y deberes, es nuestra responsabilidad tomar con seriedad el proceso electoral y dar con ello ejemplo a los que hoy son menores de edad, para que en el futuro, cuando se pueda contar con una legislación electoral más democrática, tengan la oportunidad de elegir a las personas idóneas para gobernar el país. ¿Cómo hacerlo? Para empezar se debe tener claro que elegir y votar son dos conceptos y dos momentos diferentes. No es lo mismo votar por una persona para un cargo público, que elegirla por determinados atributos. Elegir es un proceso, que en materia electoral significa conocer las hojas de vida, propuestas políticas, planes y equipos de trabajo de quienes se postulan como candidatos. Ese proceso se debe abordar desde ahora, que ya empieza a escucharse nombres de posibles candidatos para los diferentes cargos de elección popular. La idea es seleccionar al que reúna las mejores cualidades en cuanto a preparación, experiencia, probidad, conocimiento de la problemática y represente los intereses de la mayoría.
En esencia, elegir significa escoger al mejor para el cargo. Votar es el acto en el que, de acuerdo con nuestro ordenamiento jurídico electoral, en una fecha establecida por la convocatoria a elecciones y de manera secreta, expresaremos nuestra preferencia por el candidato que hemos decidido elegir para el cargo. Lo que no se vale es ir a votar sin saber por quién, o porque nos gustó la canción de la propaganda de cierta agrupación política, o porque regalaron cosas como: láminas, gorras, comida, playeras, o porque el candidato da abrazos y besos. Debemos votar por el personaje que hayamos elegido como el mejor para el ejercicio del cargo y los intereses de todos los ciudadanos. Si hacemos esto estaremos ejerciendo ciudadanía y contribuyendo con la democracia.
Administrador público, economista, politólogo, abogado y notario, y profesor universitario.