El concepto de IDEOLOGÍA, es utilizado frecuentemente, pero, pocas veces se hace en función de la esencia de su contenido: lo más frecuente, es que caigamos en el campo del vulgarismo político y la demagogia barata. Muy ocasionalmente, lo abordamos científicamente; a no ser que, nuestras ideas y pensamiento sobre el particular, coincidan plenamente, con la clase social a la que pertenecemos. Por lo mismo, se hace necesario asociar, este concepto, con la teoría de clases sociales y estratificación social respectivamente, según sea el caso y la ocasión. Para un mejor entendimiento conceptual y, para introducirnos en el tema, por cuestión de método, considero oportuno señalar, previamente, tres definiciones, sobre tal cuestión.
Según la Real Academia Española, “Ideología es el conjunto de ideas, concepciones o doctrinas de una clase o grupo social, o de un partido político.” En tanto para el LAROUSSE, como para otros diccionarios, “Ideología es el conjunto de ideas que caracterizan a una persona, grupo, época, o movimiento.” Como concepto científico, “a la Ideología, se le considera como la representación de la realidad de una clase social, que depende del lugar que esta clase, ocupa en el modo de producción y de su papel en la lucha de clases.” Dicho esto, estaremos en el campo del idealismo o de la ciencia, cuando abordamos este concepto. Considero oportuno, también, advertir que no pocos, hablan de IDIOLOGÍA (así, con I), confundiendo el término con el de IDEOLOGÍA. A IDIOLOGÍA, según el diccionario, se le considera, únicamente, como “un modo particular de hablar”.
Se puede asegurar que, en el campo del ejercicio político, con muy pocas excepciones, se tiene claridad sobre la diferencia entre la ideología como ciencia, y como vulgarismo político; incluso, no muchos partidos políticos, tienen claridad de como la clase o estrato social al que se pertenece, genera sus ideas y constituye la base del pensamiento que se plasma en la forma de pensar de dirigentes, e influye en el ideario y reglamentos que también se plasman en los documentos y bases constitutivas, de los partidos políticos. En todo caso, para entenderlo mejor, debemos conocer, cómo, se vincula la ideología, con la teoría de clases sociales; esto es fundamental por cuanto tanto en el origen, desplazamiento, sector y ubicación de clase social de las personas, se generan las ideas que nutren las manifestaciones ideológicas.
Todos tenemos un origen (nacimiento) de clase y a partir de entonces, la familia principia a formarnos: nos transmite “su verdad”, según la clase a que pertenece. En la medida que nos desarrollamos, pasamos a convertirnos, de ser un ser, en un ser social: aquí ya es la sociedad la que nos va formando; luego, según y además de lo que nos transmite la familia, principiamos a recibir los influjos de la sociedad: costumbres, religión, moral, arte, gustos y otras formas de la súper- estructura económica, política y social, influyen, poderosamente, en nuestra formación. Luego, existe el desplazamiento de clase: es legítimo aspirar mejorar social y económicamente, de abajo, hacia arriba. Luego vamos colocándonos en algún sector y nos ubicamos en la sociedad de la que formamos parte y así, sucesivamente. Según sea nuestra ubicación, así pueden ser nuestras ideas e ideología que nos ubica. En esto último, es donde actuamos en función de lo que nos dicta la conciencia, según sea esta: falsa, o verdadera.
Nuestra conciencia, aunque ésta sea un concepto subjetivo, es una fotografía que nos retrata de cuerpo entero: es una carta de presentación y reflejo de como asociamos nuestro actuar y sentimientos, en y con las personas en la sociedad a la que pertenecemos, y de la que formamos parte. La conciencia, se presenta de dos maneras: como conciencia falsa, o como conciencia verdadera; a la falsa se le califica como conciencia en sí y, a la conciencia verdadera, como conciencia para sí.
Actuamos con conciencia falsa o conciencia en sí, cuando nuestra ideas y actitudes, niegan la clase de la cual provenimos o, para decirlo coloquialmente: cuando comemos hierbas, eructamos pollo y, cuando comemos pollo, eructamos caviar. Por el contrario, actuamos con conciencia verdadera o conciencia para sí, cuando nuestro actuar, sentimiento e ideas y proceder, es reflejo de la clase social de la cual procedemos e independientemente, del sector de clase social en que nos desenvolvemos. En conclusión: Tenemos una ideología como vulgarismo político o, conciencia falsa, cuando tenemos una conciencia en sí y, cuando nuestra ideología refleja nuestro origen de clase en el campo de lo científico, estamos en el terreno de la conciencia verdadera, o conciencia para sí.
Dicho políticamente, con honrosas excepciones, ¿en dónde o en que rango colocaría Ud., estimado lector, a la conciencia e ideología de los que se dicen políticos, sin excluir a quienes nos gobiernan a nivel nacional, departamental y municipal? Ud., y la realidad de administraciones pasadas y las actuales, nos darán, la mejor respuesta. El postulado, es que la ideología solo es ciencia, cuando está al servicio de la sociedad; cualquier otra forma disfrazada de ideología, es vulgarismo y demagogia químicamente pura.
Soy un profesional comprometido con la transparencia, la crítica y la propuesta, e identificado con los problemas sociales; los intereses y necesidades de los de a pie. / lufesaldy@hotmail.com