Como resultado de que “la Fiscal General, Consuelo Porras, dio trámite a nueve procesos administrativos contra Juan Francisco Sandoval, Jefe de la Fiscalía Especial contra la Impunidad (Feci), y los fiscales Carlos Vides, Carlos de León y Virginia Laparra” (Prensa libre, página 7, del pasado viernes 9 de octubre 2020), los resultados no se han hecho esperar. Es más, según la misma fuente, “EE. UU.
Pide a fiscal perseguir a corruptos”; por si fuera poco, el subtítulo de la noticia, dice: “Funcionario llama a Porras a “procesar a los corruptos, no a los fiscales anticorrupción en la Feci”.” Las declaraciones sobre el particular, son atribuidas a Michael Kozak, Secretario adjunto interino para Asuntos del Hemisferio Occidental del Departamento de Estado de los Estados Unidos.
La Fiscal, por su parte, continuando con la misma fuente, reaccionó recordándole a Kozak una reunión virtual, en que éste, dijo que: “no podemos ni vamos a influir de ninguna manera en las decisiones que ustedes, puedan tomar, ese no es nuestro papel, sino es la decisión soberana del pueblo de Guatemala.”. El problema radica en que, de ninguna manera, se puede ser indiferente frente a medidas absurdas, y contradictorias, como el hecho de pretender castigar, a la única instancia que, después de desaparecida la CICIG, se viene encargando de investigar y denunciar actos de corrupción, narcotráfico y otras acciones reñidas con la ley y el Estado de Derecho.
Lo cierto es que la Fiscal, poco ha podido y no puede disimular, su sentir hacia el Jefe de la Fiscalía Especial contra la Inmunidad y la FECI. De igual manera, y aunque diga lo contrario, tampoco puede disimular las supuestas opiniones persecutorias y reacciones hepáticas, cuando se refiere a su antecesora, Thelma Aldana, quien, dicho sea, se desempeñó muy bien, como Fiscal General coadyuvando con la CICIG, en la denuncia y persecución de los malos.
Cuando nos atrevemos a suponer que se está persiguiendo a los buenos y se está ignorando a los malos, es porque, la realidad, lo confirma: la corrupción, hechos y acciones del narcotráfico, secuestros y rescates, robos, asaltos, cobros indebidos de la delincuencia y otras acciones del crimen, sicariato y demás etcéteras en general, están a la orden del día: veamos los asesinatos, las extorsiones, asaltos, las amenazas de muerte en contra de pilotos del servicio urbano y muchas otras muertes más, incluyendo pequeños negocios y hasta asesinatos de tortilleras de que a diario nos informa la prensa, son el pan nuestro de cada día; ¿y la Fiscalía y las autoridades encargada de perseguir a los malos?, pues bien, gracias.
La cantidad de muertos por la delincuencia, están desatadas: no existe un solo departamento del país, en donde, a diario, no se registren actos violentos, al grado que, estas acciones criminales, tienden a rebasar a los fallecimientos por el coronavírus, situación que, de por sí, resulta por demás alarmante y preocupante porque siguen sin control.
Y del narcotráfico, la corrupción y otras acciones criminales, ¿qué podemos decir? En la información diaria de los medios de comunicación de todo cuanto sucede y aquello que no se informa, tenemos la respuesta. Recordemos que no son pocos los casos que se comentan respecto del narcotráfico: los alcaldes electos, hasta diputados y otros funcionarios menores que, según la prensa, han sido penetrados por el narcotráfico; los cargamentos de droga y aviones que siguen aterrizando en territorio guatemalteco y muchos otros casos que presumiblemente existen y no se publicitan, constituyen el acontecer de sucesos conocidos y de los que, frecuentemente, nos informa la prensa.
Hacia estos hechos delincuenciales y sus colaterales, debe orientarse la Fiscalía General de la República; de no hacerlo, como ya lo está, seguirán aumentando que es lo que, según el acontecer diario, tenemos a la vista. Así las cosas y el acontecer en el país, el comentario cotidiano, coincide en que pretender castigar a los buenos y no investigar, controlar y castigar a los malos, es, aunque duela decirlo, un acto de indiferencia frente a la delincuencia, frente a actos criminales que tanto daño sigue causando en el país y a la sociedad guatemalteca. Si no se apoya a la FECI y fiscales que la conforman, se estará favoreciendo a los malos. Los buenos, tienen el reconocimiento de la sociedad; no apoyarlos, cualquiera que sea la justificación, seria ser complaciente y tolerante con los malos. AL TIEMPO.
Soy un profesional comprometido con la transparencia, la crítica y la propuesta, e identificado con los problemas sociales; los intereses y necesidades de los de a pie. / lufesaldy@hotmail.com