En el campo de la Filosofía y de la Teología, se conoce como dualismo a la doctrina que postula la existencia de dos principios independientes, antagónicos e irreductibles; ejemplos: El bien y el mal; la materia y el espíritu; el día y la noche.
Si aplicáramos esta doctrina filosófica y teológica, al actuar de los guatemaltecos, expresaríamos: Algunos son buenos y otros son malos, algunos son honestos y otros son deshonestos, algunos hablan con la verdad y otros con la mentira, algunos aman al país y otros lo traicionan, etc. Obviamente, esta doctrina es aplicable a toda sociedad, quizás, la diferencia sea el nivel o porcentaje de práctica de cada principio. Por ejemplo, en Suiza, es mayor el porcentaje de ciudadanos buenos y los buenos dirigen al país. En Guatemala, los buenos somos más, pero, en un alto porcentaje, los malos nos han dirigido y nos dirigen.
Pero ¿Por qué de este análisis dual? Resulta que los guatemaltecos, -por todo lo que pasa en nuestro país-, ya no creemos, que aún hay guatemaltecos honestos, trabajadores, honrados, capaces, bien intencionados. Se dice, por ejemplo: Todos los que participan en la política partidista, son corruptos. No es cierto, aún, existen hombres y mujeres, que aman, -de verdad-, al país, incluso, trabajarían ad honoren, todo por amor a la patria. Otro ejemplo: Todos los maestros no desean el cambio o no trabajan, – tampoco es cierto-, entre el gremio magisterial, hay excelentes docentes, que no son trabajadores de la educación sino verdaderos educadores.
La doctrina del dualismo, nos hace aceptar una verdad irrefutable, que, efectivamente hay buenos y malos guatemaltecos. Los buenos son los hombres y mujeres, que anteponen el interés general sobre el interés personal. Alguien podría decir, nadie hace eso, en la actualidad. Bien, hay personas que su misión es servir a la comunidad, estas personas las encontramos en la educación, en la religión, en la investigación, en la política, etc. Son pocas, pero las hay. Los malos guatemaltecos, generalmente, son los que buscan un puesto en las instituciones públicas y se aprovechan, recetándose exorbitantes salarios o dietas, además de otras prebendas; aun así, practican la corrupción. Son malos guatemaltecos, quienes explotan los recursos naturales sin prever el futuro de las actuales y nuevas generaciones, tal como sucede con las minerías.
Si los buenos somos más, -como dijera un político en las elecciones pasadas-, debemos demostrar nuestro amor a la patria y participar consciente y responsablemente en el rol que nos corresponde realizar. Si somos educadores, realizar nuestra función de manera responsable, contextualizada y críticamente. Si somos religiosos, debemos socializar la palabra de Dios, de manera responsable, y si es posible, críticamente. Si somos políticos, convertir a la política, -en verdad-, como una ciencia, que es el arte de servir a la sociedad. Y, que los buenos dirijan nuestro país. Este ideal se logrará, sólo si usted participa. ¿Qué opina?